Jueves 26 de diciembre de 2024

La arquidiócesis de Paraná tiene un nuevo sacerdote

  • 26 de marzo, 2021
  • Paraná (Entre Ríos) (AICA)
El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, ordenó sacerdote al diácono Hugo Darío Polverigiani, el miércoles 24 de marzo en la parroquia Santa Elena.
Doná a AICA.org

En una misa presidida por el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, y concelebrada por el vicario general, monseñor Eduardo Tanger y el rector del seminario arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, presbítero Cristian Torres, fue ordenado sacerdote el diácono Hugo Darío Polverigiani.

La celebración tuvo lugar el miércoles 24 de marzo en la parroquia Santa Elena, de la localidad homónima, y el nuevo sacerdote eligió como lema para este momento “Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador”, un pasaje tomado del primer capítulo de Lucas.

En su homilía, monseñor Puiggari se dirigió a la comunidad y expresó: “En este día grande Dios nos regala otro don… Hugo será constituido sacerdote para siempre, para hacer presente el sacerdocio de Jesucristo”. 

En ese sentido, sostuvo: “Hoy es un día de alegría por celebrar el misterio de la encarnación y por el amor de Dios por su Iglesia que se manifiesta en este hijo suyo”.

El prelado animó al neopresbítero Polverigiani a “ser servidor del anuncio del Evangelio a todos los hombres, y de la plenitud de la vida cristiana a todos los bautizados”. 

“Pido para vos la gracia de descubrir que este paso que vas a dar es un oficio de amor, porque el sacerdocio suscita naturalmente mucho amor, mucho amor de Dios, para vivir sólo de Dios y de lo eterno. Y un amor a los hombres para vivir sacrificándose de la mañana a la tarde, día tras día, año tras año, sirviendo al prójimo, repitiendo, como Jesucristo: ‘No vine a ser servido, sino a servir’. Sólo el amor da fuerzas”, aseguró.

“El sacerdote es instrumento, nunca tiene fin propio, no actúa en virtud de su propia fuerza, sino de los poderes de Jesucristo, ni busca su conveniencia personal. No importan sus méritos, su propia recompensa, no tiene planes propios. El sacerdote que busca propios fines, eternos o temporales, no alcanza a tener la idoneidad necesaria para ser sacerdote, eficaz y alegremente”, consideró, y lo exhortó, en palabras de la Madre Teresa de Calcuta, a “ser lápiz de Dios”, para la gloria del Padre y el bien de todos los hombres.

El nuevo sacerdote celebró su primera misa el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, en la parroquia Santa Elena, con bendición de embarazadas.+