Francisco reitera que 'la migración es un derecho humano'
- 14 de diciembre, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
"Cada persona debe tener la libertad de elegir si quiere migrar o no", subrayó el Papa Francisco en un mensaje al Segundo Foro Mundial sobre los Refugiados, reunido en Ginebra.
El Papa Francisco dirigió un mensaje al Foro Mundial sobre los Refugiados, que se celebra en Ginebra, en el que subrayó que es una responsabilidad compartida resolver la difícil situación de los migrantes forzados, y destacó una serie de signos de esperanza que hablan de solidaridad, acogida y cooperación.
Su mensaje, leído en su nombre por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, estuvo dirigido a la mayor reunión internacional sobre refugiados del mundo. Se trata de un Foro diseñado para apoyar la implementación práctica de los objetivos establecidos en el Pacto Mundial para los Refugiados.
Señales de esperanza
El Papa mencionó los signos de esperanza que encuentra cada día, al enumerar países y comunidades de acogida que mantienen sus fronteras y sus corazones abiertos para acoger a los refugiados; también, al recordar a aquellos que siguen salvando vidas en el mar y la solidaridad ofrecida en los centros de acogida.
También sostuvo la esperanza de los migrantes, “que quieren cambiar sus vidas y contribuir a las sociedades a las que se trasladan; y la de cada uno de nosotros, que todavía consideramos la cooperación como la solución clave a los problemas globales”.
Reiterando el derecho de cada persona a elegir si migrar o no, el Papa dijo: “Todos deberían tener la oportunidad de vivir una vida digna en su propio país”.
Denunció asimismo lo que considera “una cierta regresión” a este respecto, y señaló que “hoy en día, casi 114 millones de personas están desplazadas por la fuerza, muchas de ellas internamente, debido a los conflictos, la violencia y la persecución, incluso por motivos de creencias religiosas, así como por los efectos del cambio climático”.
El pontífice señaló que las razones de la migración se han vuelto cada vez más complejas y, “sin embargo, nuestras respuestas no han abordado adecuadamente estos desafíos emergentes y apremiantes”.
“Como resultado, seguimos lamentando las innumerables vidas perdidas en tierra y mar, mientras buscamos protección o huimos de un futuro sin esperanza”, dijo.
Proteger y salvar vidas humanas
El Santo Padre reiteró su firme convicción de que “proteger y salvar vidas humanas debe seguir siendo nuestra máxima prioridad”, en un mundo abrumado por una abundancia de noticias y estadísticas. Y continuó: “A menudo olvidamos que, detrás de esas cifras, hay rostros humanos, cada uno con su propia historia y sufrimiento”.
“Cada número representa a uno de nuestros hermanos y hermanas que necesita ayuda”, dijo.
Refiriéndose a que “se debe respetar estrictamente el principio de repatriación segura y voluntaria de aquellos que se ven obligados a huir”, el Papa Francisco dijo: “Nadie debe ser repatriado a un país donde podría enfrentar graves violaciones de derechos humanos, o incluso la muerte”.
Por el contrario, “todos estamos llamados a crear comunidades dispuestas y abiertas a acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas”. Con este fin, continuó, “debemos reconocer que ser refugiado no debe ser una mera concesión de un estatus, sino el reconocimiento de una dignidad humana plena otorgada por Dios”.
“Como miembros de la misma familia humana, cada individuo merece un lugar al que llamar hogar. Eso significa tener comida, acceso a la salud y a la educación y a un trabajo digno”, afirmó. También significa, continuó, tener un lugar donde uno es “comprendido e incluido, amado y cuidado”, en el que uno puede participar y contribuir.
Personas con derechos y deberes
Al defender el hecho de que los refugiados son “personas con derechos y deberes, y no sólo objetos de asistencia”, el Papa dijo que no se les debería “negar un nuevo comienzo”, y se les debería permitir usar sus talentos y habilidades como recursos para el país de acogida.
"Sólo incluyendo a los refugiados como parte de la solución, podrán florecer como seres humanos y sembrar sus semillas en el lugar donde viven", afirmó.
Francisco concluyó señalando que nos encontramos en un momento crucial y que estamos llamados a elegir “o la cultura de la humanidad y la fraternidad o la cultura de la indiferencia”.
La decisión es vital, dijo, ya que “la historia nos desafía a dar un salto de conciencia para evitar el naufragio de la civilización”, y expresó su esperanza de que ese Foro Global dé un ejemplo de multilateralismo que sea relevante para nuestro tiempo.
"Por lo tanto, tengo la más sincera esperanza de que este Foro trabaje para revivir tanto el 'espíritu' como la 'visión' de la Convención sobre los Refugiados de 1951", dijo, "y, al mismo tiempo, aproveche la oportunidad para reafirmar los principios de fraternidad, solidaridad y no devolución, a través de una mayor cooperación internacional y un mayor reparto de cargas", concluyó.+