Viernes 15 de noviembre de 2024

Francisco: 'Nadie puede invocar el nombre de Dios para fomentar el odio'

  • 7 de agosto, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Dirigiéndose a una delegación de la Comunidad Afgana en Italia, el Papa reiteró que "la compasión y la colaboración en el respeto mutuo darán lugar a una civilización más justa y humana".
Doná a AICA.org

"Nadie puede invocar el nombre de Dios para fomentar el desprecio, el odio y la violencia hacia los demás", reafirmó con fuerza el Papa Francisco este miércoles, al reunirse en el Vaticano con miembros de la Asociación de la Comunidad Afgana en Italia, antes de la audiencia general.

La Asociación está compuesta por una red de hombres y mujeres afganos residentes en Italia, comprometidos con el apoyo a la integración de los refugiados afganos en la sociedad italiana y con la promoción del diálogo y el respeto de los derechos humanos de todas las comunidades étnicas.

La situación "trágica" en Afganistán
Al abrir su discurso, el Papa recordó los trágicos acontecimientos que ha vivido Afganistán en las últimas décadas, marcado por la inestabilidad, la guerra, las divisiones internas y la violación sistemática de los derechos humanos fundamentales, que han obligado a muchos al exilio.

Francisco denunció, asimismo, que la diversidad étnica que caracteriza a la sociedad afgana "se utiliza a veces como motivo de discriminación y exclusión, cuando no de persecución directa". 

"Han pasado por un periodo trágico, con muchas guerras", recordó el pontífice.

El Obispo de Roma se refirió también a la crítica situación en las fronteras con Pakistán, donde se han refugiado numerosos afganos, y donde también la minoría étnica pastún (la etnia mayoritaria en Afganistán) sufre abusos y discriminaciones. 

La religión debería ayudar a mitigar las diferencias
En ese difícil contexto, señaló, la religión debería ayudar a mitigar los contrastes y crear un espacio donde todos gocen de plenos derechos de ciudadanía, sin discriminación. En cambio, la fe "es manipulada" y utilizada como un instrumento de odio, para alimentar la confrontación que conduce a la violencia.

Por ello, animó a los miembros de la red afgana a continuar con su "noble esfuerzo por promover la armonía religiosa" y a esforzarse "por superar los malentendidos entre las diferentes religiones, para construir caminos de diálogo confiado y de paz".

Promover la fraternidad humana, no el odio y la violencia
En este sentido, el Papa Francisco recordó el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019 con el Gran Imán de Al-Azhar. En ese documento histórico, se afirma que "las religiones nunca deben incitar a la guerra, a actitudes de odio, a la hostilidad y al extremismo, ni deben incitar a la violencia o al derramamiento de sangre", que, según se afirma allí, son "consecuencia de una desviación de las enseñanzas religiosas" y "resultado de una manipulación política de las religiones".

El Sucesor de Pedro recordó que su llamamiento se aplica también a los diferentes grupos étnico-lingüístico-culturales que pueden convivir pacíficamente, adoptando "la cultura del diálogo como camino, la colaboración mutua como código de conducta, la comprensión recíproca como método y norma".

Expresó así su "ferviente esperanza" de que "esas normas se conviertan en un patrimonio común e influyan así en el pensamiento y el comportamiento de la gente", señalando que, si se aplican en Pakistán, también beneficiarán a la comunidad pastún de allí.

"He visto cómo, en algunos países africanos donde hay dos religiones importantes -el Islam y el catolicismo, por ejemplo-, en Navidad, los musulmanes van a saludar a los cristianos y les llevan corderos y otras cosas; y, para la Fiesta del Sacrificio, los cristianos van a visitar a los musulmanes y les llevan cosas para su celebración: ésta es la verdadera hermandad, y esto es hermoso".

El Papa Francisco concluyó invocando a Dios, para que "asista a los gobernantes y a los pueblos en la construcción de una sociedad en la que a todos se les reconozca la plena ciudadanía con iguales derechos; donde cada uno pueda vivir según sus propias costumbres y cultura, sin abusos de poder ni discriminaciones".+