Viernes 15 de noviembre de 2024

Exposición Rural: alta concurrencia en la Misa del Campo

  • 28 de julio, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Esta vez el oficio religioso se celebró al anochecer. Desde hace 59 años es organizado por Misiones Rurales Argentinas en el marco de la muestra tradicional del agro y la ganadería en Palermo.
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Una concurrencia importante de personas llenó las seis tribunas de la pista central de Palermo y siguió con atención la Misa del Campo, que se oficia desde hace 59 años en la exposición rural y que esta vez se celebró ya entrando la noche del sábado 27 de julio.

"Tenemos fe, esta multitud tiene fe en Jesucristo, Señor de la historia", dijo en la homilía el presbítero Marcelo Gallardo, que presidió la misa en un altar guarecido por una tienda en la que sobresalían, junto a las imágenes de Cristo y de María, las banderas de la Argentina y del Vaticano.

El estrado estaba adornado con fardos de pasto, tejidos coloridos y varios productos del campo (manzanas, naranjas, choclos), con el sentido de dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y del trabajo del hombre, como dice la liturgia.

A los costados, se hallaban, con sus cuidadores, animales premiados como grandes campeones en la muestra: equinos, bovinos, ovinos, de diferentes razas.  

En la homilía, el sacerdote comentó el Evangelio donde Jesús multiplica los cinco panes y dos peces que le acercaron sus discípulos y que alcanzaron para dar de comer a cinco mil hombres. "Es nada y es todo en las manos de Dios", dijo, con relación a lo que podemos ofrecer al Señor -desde los más humildes hasta "los que tienen más posibilidad de servir"-, a quien pidió que "nos dé fuerzas renovadas".

El padre Gallardo recordó una experiencia que lo llenó de emoción en una escuela de Salta, cercana a las fronteras con Bolivia y con Paraguay. No había un mástil y una maestra desplegó con sus brazos abiertos la bandera argentina mientras los alumnos cantaban con fuerza el Himno nacional.

"Fue un testimonio extraordinario de la Argentina profunda", afirmó y vio a esos niños como un estímulo que le hizo decirse a sí mismo: "Hay esperanza", destacando que se está construyendo el futuro de la patria con esfuerzo, con trabajo, que hay mucho por hacer.

Iniciativa de Misiones Rurales Argentinas
La misa es organizada cada año por Misiones Rurales Argentinas, que apoya con materiales gráficos, asistencia pedagógica y acompañamiento humano a escuelas de lugares alejados de los centros urbanos, a las que hace llegar libros, útiles escolares, ropa y otros elementos que necesiten.

Antes de la misa, su presidente, Esperanza Socas, informó que la entidad ha capacitado el año último a 1.987 docentes en todo el país. Y agregó: "Financiamos 27 proyectos en 11 provincias; acompañamos con becas a 75 jóvenes, realizamos envíos a 104 escuelas rurales aisladas del norte del país y capacitamos a 57 catequistas en 10 provincias. Con todos nuestros programas alcanzamos a 37.386 niños, 2.442 docentes y 709 escuelas rurales". Y deseó que "esta Eucaristía que vamos a celebrar sea una acción de gracias por todo lo realizado.

Leyó la epístola de la misa el secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell. Además del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, estuvieron en la tribuna principal los expresidentes Horacio Gutiérrez, Enrique Crotto, Hugo Biolcati y Daniel Pellegrina.

Concelebró la misa el presbítero Ariel Palanga, de la diócesis de Nueve de Julio, párroco de Roberts, localidad bonaerense de 3000 habitantes en el partido de Lincoln.

En las intenciones de la misa se pidió por una patria unida y en paz, por los gobernantes, por las maestras de cada rincón de la patria que educan a los niños, por la tarea de Misiones Rurales. También se recordó a monseñor Eusebio Speroni, fallecido hace mucho, que celebró durante veinticinco años esta tradicional misa en el predio de la Sociedad Rural.

El frío que se empezó a hacer sentir tras una tarde que había sido soleada no hizo mella en los miles de concurrentes que siguieron el oficio religioso, concluido con la bendición final, ante la que todos se hicieron la señal de la cruz. Pudo advertirse el respetuoso silencio que acompañó, en un ámbito tan grande y por cuyos costados circula tanta gente,  la consagración del pan y del vino, así como la gran cantidad de comuniones que los dos sacerdotes concelebrantes y una decena de ministros extraordinarios de la comunión repartieron entre los asistentes, debiendo en no pocos casos partir las hostias consagradas.+ (Jorge Rouillon)