Entronizaron en Paraná una reliquia del beato Juan Pablo I
- 14 de octubre, 2024
- Paraná (Entre Ríos) (AICA)
El arzobispo, monseñor Alberto Puiggari, presidió la misa de bienvenida en la catedral. Luego, el trozo de sotana fue llevada en caravana hasta la parroquia Inmaculado Corazón de María.
El arzobispo de Paraná, monseñor Alberto Puiggari, recibió, el pasado viernes 11 de octubre, en la catedral Nuestra Señora del Rosario, una reliquia del beato Juan Pablo I.
"Recibir estas reliquias, y que sea a causa de un milagro ocurrido en Paraná, es una gracia enorme para los cristianos. La reliquia es un recuerdo de una persona como nosotros, con todas nuestras dificultades, que es un hombre o una mujer que supo vivir una vida heroica al servicio de Dios y al servicio de los hermanos", expresó el prelado.
La reliquia le fue entregada al arquidiocesano junto con un certificado del Sagrario Apostólico firmado por el maestro de celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Diego Ravelli, enviado también por la Fundación Vaticana Juan Pablo I.
Se trata de un trozo de la sotana que llevó el pontífice durante su patriarcado en Venecia y durante su breve pontificado, que le fue entregada a su sobrina Lina Petri, hija de Antonia, hermana de Albino Luciani, tras su repentina muerte, acaecida el 28 de septiembre de 1978, por la monja Vincenza Taffaril, que había servido en los aposentos papales durante los treinta y cuatro días que duró el pontificado.
"El Santo Padre la utilizaba diariamente en sus distintas actividades, y esta reliquias se ha reservado especialmente para que sea recibida acá, en la catedral de Paraná", destacó el padre José Dabusti, que invocó la intercesión de Juan Pablo I para la recuperación de la niña que recibió el milagro que llevó a ese Papa a la beatificación.
La misa en la catedral fue presidida por el arzobispo y concelebrada por el padre Eduardo Tánger, vicario general y párroco del templo mayor, junto con los sacerdotes Héctor Albornoz, párroco del Inmaculado Corazón de María, José Dabusti y Eduardo Jacob.
Luego, la reliquia fue llevada en procesión a la parroquia Inmaculado Corazón de María, del barrio Bajada Grande de Paraná, donde va a quedar para su veneración. Allí estuvo presente Candela Giarda, la joven que recibió, siendo niña, el milagro del papa Juan Pablo I. Junto a ella estaban su madre, Roxana Sousa, y el padre Dabusti.
La entronización de la reliquia fue realizada por el presbítero Eduardo Jacob con la presencia de Candela, su familia, el mismo padre Dabusti, niños y enfermos de la arquidiócesis y fieles en general, que siguieron con alegría y emoción la llegada del trozo de sotana.
"Fue una fiesta de verdad. Una gran emoción, dentro de la simpleza", expresó Roberto Dabusti, el encargado de llevar la reliquia desde Buenos Aires hasta Paraná. Además, destacó que participaron y estaban presentes alumnos del colegio Juan Pablo I, el cual se llama así desde la muerte del papa Luciani.
Por su parte, desde la Fundación Pontificia Juan Pablo I, que preside el cardenal Pietro Parolin, estuvieron siguiendo lo que ocurría en Paraná.
El milagro
"En aquel momento, en 2011, la madre de Candela frecuentaba la parroquia, cercana al lugar donde estaba internada la niña, y ahí rezamos juntos el día en que se estaba diciendo que Candela ya fallecía porque no tenía recuperación posible. Y ahí, esa inspiración del Espíritu, me hizo pedirle a la intercesión del papa Juan Pablo I por la recuperación. Y, a partir de ese día, se fue recuperando Candela", contó el padre Dabusti.
Sobre su devoción al pontífice, el presbítero explicó: "Yo, de chico, a partir de mis 13 años, cuando él fue elegido, le tomé un gran cariño a su persona, porque me parecía que había dos cosas muy maravillosas de él: que era una persona muy humilde y con una profunda alegría; y siempre, después de su fallecimiento, le tuve interiormente un cariño que después se transformó en una devoción privada personal. Yo le rezaba mucho pidiéndole por intenciones mías y, después, cuando tenía que discernir mi vocación".+