El santuario de Sión, un sueño que cumple 30 años
- 23 de febrero, 2024
- Florencio Varela (Buenos Aires) (AICA)
Como cada año, la comunidad del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt celebró, el último domingo de febrero, el aniversario de la bendición de su santuario ubicado en Florencio Varela.
El santuario de Sion del Padre, en Florencio Varela, donde está la casa provincial de los Padres de Schoenstatt en la Argentina, celebró su 30° aniversario el domingo 18 de febrero.
“Un lugar periférico, donde Dios nos trajo para confrontarnos más con la realidad de los que menos tienen”, explicó el padre Pablo Pérez, director nacional del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en la Argentina. “En este santuario, la Mater modela nuestro corazón de pastores, dándole forma paternal”, añadió.
En la Biblia, Sion es el nombre con que se designaba al monte del Templo de Jerusalén (2 Sam 5,7; 1° Crónicas 11,5; 1° Reyes 8,1). Para el padre Kentenich, es la ciudad sacerdotal y, en unión con el santuario original, quiere ser el lugar donde viven y se nutren de sus gracias aquellos que están llamados a llevar el mensaje de Schoenstatt a toda la Iglesia.
La Fiesta de Sion también podría llamarse la “fiesta de la fidelidad” pues, año a año, el último domingo de febrero, son muchos los que acompañan fielmente a los padres de Schoenstatt para el aniversario de su santuario.
Antes de la Eucaristía, el padre Pablo Pol hizo un repaso de las tres décadas del santuario, y presentó a los sacerdotes presentes, los seminaristas y los postulantes que inician su camino en la comunidad. Desde el cercano santuario nacional Nuevo Schoenstatt, muchas Hermanas de María se acercaron a participar.
Concelebraron la misa de acción de gracias el superior general, padre Alexandre Awi, el padre Eduardo Aguirre, postulador de la causa de beatificación del padre Kentenich, el anterior postulador, padre Ángel Strada, y los padres Pedro Kühlcke e Ignacio Camacho, todos llegados de Alemania. Desde Italia, llegó el padre Andrés Rodríguez; también estuvieron presentes el padre Juan Pablo Catoggio, anterior superior general, que volvió a la región; monseñor Claudio Giménez, obispo emérito de Caacupé (Paraguay), y todos los sacerdotes de la región, que estaban reunidos en su jornada anual en Florencio Varela.
El padre Pol anunció con alegría la ordenación sacerdotal del primer padre de Schoenstatt de Mendoza, el diácono Agustín Ozcoidi, que tendrá lugar el sábado 13 de abril. También presentó, en medio de aplausos, a los nuevos postulantes: Agustín Goyanes, Armando Giménez, Juan Pablo Seré y Pablo Enciso, quienes vivirán este año en la casa de Sion e iniciarán, el próximo año, el noviciado en Tupãrenda.
Luego de la celebración eucarística, los presentes compartieron un almuerzo en el Centro José Engling. Como lo hace habitualmente, la Familia de La Plata preparó sus tradicionales choripanes, hamburguesas y tortas.
A media tarde, el padre Lucas Chiappe, el sacerdote ordenado en último lugar, tuvo a su cargo la adoración y bendición eucarística, durante la que todos -sacerdotes, hermanas y laicos- rezaron y agradecieron al Padre por estas tres décadas del santuario de Sión.
Muchos de los sacerdotes y laicos comprometidos con Schoenstatt, que fueron piedras vivas del Santuario de Sion, ya partieron a la Casa del Señor: el padre Esteban Uriburu, el padre Enrique Schaefer, el padre Horacio Sosa, el padre Antonio Cosp. Otros no pudieron asistir, como fue el caso del padre Alberto Eronti, quien desde Córdoba envió una carta que resume el sentir de los Padres, titulada “Un sueño hecho realidad”.
“Se trata de un sueño que se inició hace 57 años, cuando se fundó nuestra Comunidad Sacerdotal en los países del Plata, el anhelo de la tierra, el santuario y la casa propia. En 1994, cuando monseñor Claudio Giménez bendijo el santuario, definitivamente, tuvimos terruño y hogar. Lo que nuestro padre José Kentenich llamó, en 1914, ‘la alegría de la casa nuestra’”, rememoró.
“A lo largo de estos 30 años, nuestra Mater se mostró realmente tres veces Admirable. Ahí experimentamos las gracias del cobijamiento, la transformación y el envío. Ahí nos constituimos como familia sacerdotal y fraterna. Ahí nos experimentamos como comunidad de oración, de adoración, de alabanza, de expiación y petición”, concluyó.
Más información, en https://www.schoenstatt.org.+