El Papa rezará en Fátima, con jóvenes enfermos y reclusos, por la paz en el mundo
- 6 de julio, 2023
- Fátima (Portugal) (AICA)
Según el programa difundido por el santuario, Francisco llegará allí el sábado 5 de agosto a las 9 (hora local) y se dirigirá a la Capilla de las Apariciones.
El Papa Francisco rezará el rosario por la paz en el mundo con jóvenes enfermos y reclusos en el santuario mariano de Fátima, el próximo 5 de agosto, como parte de su visita a Portugal con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa.
"Queremos que el santuario lo pueda recibir bien, con muchos peregrinos. Por eso, dejo la invitación a que vengan a rezar con él. Más cerca de él, rezando en la misma Capilla de las Apariciones, estarán jóvenes enfermos y jóvenes reclusos", señaló el rector de Fátima, padre Carlos Cabecinhas, en un video publicado este miércoles.
El Papa Francisco estará en Portugal entre el 2 y el 6 de agosto. Según el programa difundido este miércoles por el santuario, llegará a Fátima el sábado día 5 a las 9 (hora de Portugal).
El pontífice atravesará el recinto en el 'papamóvil' hasta la Capilla de las Apariciones, donde rezará el rosario, y después dirigirá unas palabras a los peregrinos antes de volver a Lisboa.
El Papa Francisco va por segunda vez al santuario de Nuestra Señora de Fátima, donde, en mayo de 1917, tres niños pastores -dos ya santos; la tercera, venerable- recibieron un mensaje de la virgen María sobre el futuro de la humanidad. La etapa de unas horas en Fátima, adonde arribará en helicóptero el sábado 5 de agosto, se añadió más tarde, porque la peregrinación papal tenía prevista inicialmente sólo una escala en Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud.
Francisco ya había visitado el famoso santuario mariano con motivo del centenario de las apariciones, para la canonización de los dos pequeños videntes Francisco y Jacinta Marto, en mayo de 2017. El hecho de que decidiera volver a ir a los pies de Nuestra Señora de Fátima es significativo y, en las intenciones del pontífice, ello está ligado a la tragedia de la guerra que afecta a la "Ucrania mártir", bombardeada por el ejército ruso,
El Papa invita a los pueblos en guerra a encomendarse a la Virgen María
El director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, Andrea Tornielli, dedica hoy su editorial al “gesto del obispo de Roma” que tendrá lugar en el Santuario de Fátima, el cual, según considera, “puede vincularse directamente con otro gesto que realizó poco más de un mes después del inicio de la guerra: la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, celebrada en San Pedro el 25 de marzo de 2022”.
“La consagración de Rusia –recuerda Tornielli- había sido solicitada durante las apariciones a los pastores de Fátima. Hace dieciséis meses, Francisco rezaba así: “Hemos perdido el camino hacia la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de muertos en las guerras mundiales. Hemos violado los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos, y las esperanzas de los jóvenes”. “Tú, estrella del mar, no permitas que nos hundamos en la tempestad de la guerra. Libéranos de la guerra, salva al mundo de la amenaza nuclear”, añadía
Fátima y la historia de los Papas
El director editorial del Vaticano continúa su artículo subrayando que “las apariciones portuguesas están ligadas a la historia de los Papas del siglo XX y a su biografía personal”.
Benedicto XV, escribe Tornielli, en plena Primera Guerra Mundial, decidió, el 5 de mayo de 1917, añadir la invocación “Reina de la Paz” a las tradicionales letanías loretanas, recitadas después del Rosario. Unos días después, el 13 de mayo, tuvo lugar la primera aparición de Nuestra Señora de Fátima. El mismo día, en la Capilla Sixtina, el Papa consagra al obispo Eugenio Pacelli, quien será su segundo sucesor. Convertido en Pío XII, el 31 de octubre de 1942, Pacelli consagra al Inmaculado Corazón de María a "los pueblos separados por el error o la discordia".
San Pablo VI, en mayo de 1967, fue el primer Papa en peregrinar a Fátima, en un Portugal aún bajo el régimen del dictador Salazar, para celebrar el 50° aniversario de las apariciones. Unos días antes de su partida, el papa Montini explicó: “El motivo espiritual que quiero dar a este viaje, en un sentido propio, es rezar, una vez más, con más humildad y más fervor, en favor de la paz”.
Pero fue con Karol Wojtyla que la historia de Fátima y el mensaje a los pastores, mantenido en secreto hasta el año 2000, quedó indisolublemente ligado a la vida de un sucesor de Pedro. El 13 de mayo de 1981, a las 17.17, en la plaza de San Pedro, san Juan Pablo II resultó gravemente herido durante un intento de asesinato perpetrado por el terrorista turco Alí Agca. El Papa polaco llega ensangrentado y al borde de la muerte al Hospital Gemelli; considera milagrosa su supervivencia y, diecinueve años después, por fin da a conocer la tercera parte del secreto de Fátima, donde un “obispo vestido de blanco” se representa caminando por una ciudad en ruinas y, finalmente, siendo asesinado, reconociéndose a sí mismo en esta visión. Durante su largo pontificado, Juan Pablo II visitó el santuario portugués en tres ocasiones: en 1982, en 1991 y, finalmente, durante el gran jubileo del año 2000.
Su sucesor, Benedicto XVI, también peregrinó a Fátima durante su visita a Portugal en 2010, y dijo: “Quien piense que la misión profética de Fátima está completa se equivoca”. En esa ocasión, en el vuelo de ida, respondiendo a la pregunta de un reportero, el papa Benedicto también habló sobre la crisis de los abusos, diciendo: “En cuanto a las novedades que podemos descubrir hoy en este mensaje, está también el hecho de que los ataques contra el Papa y contra la Iglesia no vienen sólo de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia vienen propiamente de dentro de la Iglesia, del pecado que existe en la Iglesia. Esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de una manera verdaderamente aterradora: que la mayor persecución de la Iglesia no viene de sus enemigos externos, sino que surge del pecado de la Iglesia y que, por tanto, la Iglesia tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia”.+