El Papa invitó a rezar por los sacerdotes
- 4 de agosto, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En el día en que la Iglesia recuerda a San Juan María Vianney, Francisco señala a este santo, patrono de los párrocos de todo el mundo, como fuente de inspiración para los sacerdotes.
"Hoy, memoria de San Juan María Vianney, los invito a rezar de manera especial por sus párrocos y por todos los sacerdotes. Que, inspirados en el ejemplo del Santo Cura de Ars, puedan ofrecer su vida a la misión de predicar el Evangelio de la salvación", exhortó esta mañana el papa Francisco durante la audiencia general, en su saludo a los fieles de lengua portuguesa y francesa.
El pontífice destacó además al santo Cura de Ars como "testigo del amor, la misericordia y la solidaridad".
En la carta escrita el 4 de agosto de 2019, con motivo del 160 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, Francisco expresó ánimo y cercanía a sus "hermanos presbíteros que, sin hacer ruido, lo dejan todo para estar empeñados en el día a día de sus comunidades"; a los que trabajan en las "trincheras"; a los que cada día "dan la cara" sin darse tanta importancia, "a fin de que el Pueblo de Dios esté cuidado y acompañado".
Un rasgo distintivo de la vida de San Juan María Vianney es la oración. El pontífice pidió en aquella ocasión que “el testimonio de este humilde párroco, totalmente dedicado a su pueblo, ayude a redescubrir la belleza y la importancia del sacerdocio ministerial en la sociedad contemporánea".
Conocido como "el Cura de Ars", Juan María Vianney nació el 8 de mayo de 1786 en Dardilly, cerca de Lyon. Se ordenó sacerdote a los 29 años y en 1818 fue enviado a Ars, un pequeño pueblo del sureste de Francia, habitado por 230 personas. Dedicó todas sus energías a atender a los fieles. Siempre dispuesto a escuchar y perdonar, pasaba hasta 16 horas al día en el confesionario. Cada día, multitudes de penitentes de toda Francia se confesaban con él. Ars pasó a llamarse "el gran hospital de las almas".
Murió el 4 de agosto de 1859, a la edad de 73 años. Sus restos descansan en Ars, en el santuario que le fue dedicado. Fue beatificado en 1905 por Pío X, y canonizado en 1925 por Pío XI.+