El Papa invita a "tender la mano al pobre"
- 13 de junio, 2020
- Ciudad del Vaticano (AICA)
"Tiende tu mano al pobre". Mensaje del papa Francisco para la IV Jornada Mundial por los Pobres, dado a conocer hoy, 13 de junio, y que se celebrará el próximo 15 de noviembre.
“Tiende tu mano al pobre” se titula el Mensaje del papa Francisco para la IV Jornada Mundial por los Pobres, dado a conocer hoy, 13 de junio, y que se celebrará el próximo 15 de noviembre.
Francisco expresa en su mensaje que tender la mano al pobre es una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino y precisó que la pobreza siempre asume rostros diferentes que requieren una atención especial en cada situación particular y 'en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles'.
En ese sentido, advirtió que 'la opción de dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades' y añadió que no puede estar determinada por el tiempo disponible, intereses privados ni proyectos pastorales o sociales sin cuerpo.
Tras puntualizar que el poder de la gracia de Dios no puede ser sofocado por la tendencia narcisista a poner siempre uno mismo en primer lugar, el pontífice dijo que 'que mantener la mirada hacia el pobre es difícil, pero muy necesario para dar a nuestra vida personal y social la dirección correcta'.
Tender la mano -expresó- hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida, al tiempo que destacó 'cuántas manos tendidas se ven cada día' a pesar de ser ignoradas por la 'vorágine de la indiferencia' y la actuación de los medios.
Señaló que 'las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano', cuando en realidad 'la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad' que superan el mal.
En ese sentido, citó los ejemplos de entrega y dedicación de médicos, enfermeros, farmacéuticos, sacerdotes, voluntarios, personal de seguridad, trabajadores en general y muchas otras personas quienes, en medio de la pandemia de Covid-19, desafiaron el contagio y tendieron sus manos para dar apoyo y consuelo.
“Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, afirma Francisco, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente”.
El Papa insiste en que para servir hay que estar preparados, y que eso no se logra de un momento a otros, necesita un proceso de crecimiento y afianzamiento en la fe. Las incertezas a las que nos enfrenta este momento que vivimos, nos hacen sentir frágiles, limitados, inseguros. A esto añade el Papa, la falta de trabajo, de personas queridas, de relaciones interpersonales.
Sin embargo, dice Francisco: “Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo”.
Francisco subraya que la solidaridad con el pobre tiene su realidad de contraste: “La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito!” El afán de riqueza, el producto de la venta de armas y otras realidades similares son la mejor muestra de que hay manos que se unen para hacer el mal, insiste Francisco: “Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan”.
“No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero”, afirma Francisco y añade: “la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otro que el amor. Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor”.
El Papa finaliza su mensaje recordando el papel importantísimo de María en la vida de Jesús y en la vida de la Iglesia y encomiendo a toda la humanidad bajo su protección y amparo.+