El obispo maronita agradece al Papa el gesto de cercanía con el Líbano
- 5 de julio, 2021
- Buenos Aires (AICA)
Monseñor Chamieh advirtió sobre la situación difícil en ese país y expresó su fe en que Dios no va dejar que la tierra que lo recibió se vacíe de los cristianos que sufren para vivir en ella en paz.
El obispo de la Eparquía San Charbel en Buenos Aires de los Maronitas, monseñor Juan Habib Chamieh OMM, destacó el gesto e interés del papa Francisco al dedicar una jornada de oración por el Líbano, la que se llevó a cabo el 1° de julio en el Vaticano y en la que participaron líderes cristianos.
“El Papa me parece que quiso escuchar la opinión de los jefes espirituales para poder luego ayudar a que el país de los Cedros no pierda su mensaje de pluralidad religiosa y cultural en una zona hostil a estos principios como lo es Medio Oriente donde los conflictos extremistas abundan”.
En diálogo con AICA desde el Líbano, el obispo maronita habló de la situación difícil en ese país y expresó su confianza en que la oración, las acciones diplomáticas y el diálogo puedan revertir la crisis político económica y social desatada en 2019. “Tenemos fe sólida en la fuerza de la oración y en que Dios no va a dejar a la tierra que lo recibió (Medio Oriente) vaciarse de los cristianos que sufren para vivir en ella en paz”, sostuvo.
-¿Cuál es el estado de situación hoy en el Líbano?
-EL papa Francisco llamó a los jefes cristianos del Líbano (10 personas) para una jornada de Oración en Roma, porque, me parece que la situación del país es muy crítica y necesita la intervención de la Gracia Divina para lograr remediarla.
La fórmula libanesa única en el mundo, donde cristianos (católicos, ortodoxos y protestantes) y musulmanes (sunitas, chiitas, alauitas e ismaelitas) de diversos confesiones (18 según la Constitución libanesa) conviven juntos y comparten el gobierno (presidente de la República es cristiano maronita, el primer ministro es musulmán sunita y el presidente del parlamento es musulmán chiita) en modo equitativo (diputados, mitad cristianos y mitad musulmanes) está hoy día en peligro.
Por un lado, por meterse en los conflictos de la zona (Israel, Palestina, Siria) y las lealtades de sus confesiones a otros países (chiitas a Irán y sunitas a Arabia Saudita), por eso, el patriarca maronita propuso el principio de la “neutralidad activa”, como clave de la solución del conflicto libanés. Por otro lado, por la corrupción de la clase política, que llevó al pueblo a la pobreza (más del 55 %). Hace 11 meses que no se logra formar un gobierno para manejar la crisis actual.
La crisis bancaria (desde 2019) dejó sufrir a la gente la pérdida del valor de sus dólares (el cuarto) y de su moneda nacional (Lira Libanesa) que perdió su valor (casi 10 veces). La gente perdió el fruto del trabajo de su vida. El trabajador recibe su sueldo en moneda libanesa al precio del dólar de antes (1.500) mientras el precio de todo aumentó con el dólar (hoy más de 15.000).
El gobierno sacó el subsidio de algunos artículos, eso hizo que no sólo subiera el precio sino también desapareciera del mercado. Es el caso de la nafta y del gasoil (filas interminables para conseguirlos); la electricidad del gobierno se da 2/3 horas por día y la de los generadores particulares redujeron el consumo; los medicamentos; la leche y los pañales (para niños y ancianos). La ayuda de los emigrados a sus familiares en el Líbano y la de muchas instituciones humanitarias libanesas e internacionales (Cruz Roja, Cáritas, Unicef…), instituciones eclesiásticas, familias y personas asequibles son lo que todavía sostienen al país en pie.
Se agregan también otros temas como: los refugiados (sirios y palestinos casi la mitad de la población libanesa); la apocalíptica explosión del Puerto de Beirut (4 de agosto de 2020) que dejó 200 muertos, 6000 heridos, 40 mil personas sin techo y grandes daños materiales; la pandemia que afectó la vida, la salud y el desempleo de muchos.
Todo eso llevó a la mayoría de los jóvenes y a familias enteras a buscar la solución emigrando a otros países para asegurar un futuro mejor para ellos y para sus hijos.
La imposibilidad de reunir a los diferentes partidos libaneses para dialogar y buscar una solución urgente para el país colapsado, empujó el patriarca maronita a hacer un llamamiento a una conferencia internacional bajo la tutela de la ONU.
-¿Qué repercusiones tuvo el gesto del Papa de juntarse con líderes cristianos a rezar por la paz en el Líbano?
-La gente valoró mucho la iniciativa del Papa y su interés por el bien del Líbano. La mayoría quiere soluciones prácticas y directas de sus problemas cotidianos: recuperar su dinero de los bancos y el valor de su moneda, poder pagar para enseñar a sus hijos en los colegios y las universidades, para la hospitalización de sus enfermos, encontrar trabajo digno y que rinda, etc.
Otra gente piensa que no va a servir de nada, si es sólo un encuentro de oración y no de acción, si es solo una reunión de líderes religiosos y no de políticos, si es solo encuentro de líderes cristianos y no de líderes de otras religiones.
Otros piensan que el Vaticano tiene embajadores en muchos países que pueden ayudar a solucionar el tema del Líbano, en la misma dirección del patriarca maronita, es decir, en solicitar una conferencia internacional tutelada por la ONU.
El Papa me parece que quiso escuchar la opinión de los jefes espirituales para luego ayudar a que el país de los Cedros no pierda su mensaje de pluralidad religiosa y cultural en una zona hostil a estos principios como lo es Medio Oriente donde los conflictos extremistas abundan.
-¿Cómo viven esta situación los cristianos libaneses?
-Tenemos fe sólida en la fuerza de la oración y en que Dios no va a dejar a la tierra que lo recibió (Medio Oriente) vaciarse de los cristianos que sufren para vivir en ella en paz. Amén.+