Viernes 15 de noviembre de 2024

Dos miembros de la congregación de los Sagrados Corazones, camino a los altares

  • 4 de octubre, 2024
  • Roma (Italia) (AICA)
Abren los procesos de canonización de Mateo Crawley-Boevey, fundador de entronización del Sagrado Corazón, y Rolf Reichenbach, misionero en Indonesia. Lo decidió el 40º Capítulo General congregacional
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El 40º Capítulo General de los hermanos de la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, celebrado recientemente en Roma aprobó, en su clausura dos nuevas causas de beatificación. Por un lado, la de Mateo Crawley-Boevey, fundador de la entronización del Sagrado Corazón de Jesús y de la Adoración Nocturna en Familia; y, por otro, la de Rolf Reichenbach, misionero en Indonesia. El capítulo autorizó al postulador general de la congregación a iniciar ambos procesos. 

El apóstol del Corazón de Jesús
El misionero Mateo Crawley-Boevey es el segundo religioso más famoso del mundo perteneciente a esa congregación, después de san Damián de Veuster, apóstol de los leprosos. La misión apostólica del futuro beato, conocido como el Apóstol del Corazón de Jesús, fue bendecida por el papa Pío XI, llegando a alcanzar a miles de familias en varios continentes. Además, no sólo promovió la importancia de la adoración familiar, sino que también fue responsable de numerosas conversiones.

Nació en la ciudad peruana de Arequipa, el 18 de noviembre de 1875. Su padre, que era inglés y protestante, se convirtió posteriormente al catolicismo ya que su madre, peruana, era una católica devota. El padre Mateo dedicó su vida a la evangelización y a la promoción de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tanto en hogares como en comunidades, y tuvo una vida de intensa actividad apostólica, especialmente en América, Europa, Asia y Norteamérica.

Crawley-Boevey tuvo también una relación estrecha con el mundo académico, colaborando en la creación de la Universidad Católica de Valparaíso, donde fue nombrado rector de la facultad de derecho. De hecho, fue en esa institución en la que, tras un grave terremoto ocurrido en 1906, que redujo Valparaíso a escombros, el misionero se afanó en socorrer a las víctimas y a los supervivientes, llegando a la extenuación y al completo agotamiento físico. En ese momento, los superiores decidieron enviarlo a España, donde Crawley-Boevey recobró la salud y vio claramente que su nueva misión era "ganar el mundo entero para el Sagrado Corazón, a través de su entronización en familias individuales y grupos sociales", como indican desde la congregación.

El sacerdote y misionero se enfrentó a diversos retos de salud, como la amputación de una pierna afectada por la gangrena, la diabetes o la leucemia, y falleció en 1960 en Valparaíso, Chile, dejando un legado espiritual incalculable.

Reichenbach, en defensa de los migrantes
El segundo misionero que ya se encuentra rumbo a los altares es Rolf Reichenbach, nacido en Colonia (Alemania) el 15 de octubre de 1931, en el seno de una familia judía. Debido a los ataques nazis contra los judíos y sus propiedades, su familia se trasladó a los Países Bajos para comenzar una nueva vida. Tenía otros dos hermanos mayores que, como él, también se hicieron sacerdotes, luego de convertirse al catolicismo. El mayor de ellos, Klaus, fue sacerdote diocesano en Colonia. Hans, como Rolf, ingresó en la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y fue misionero en Indonesia.

De hecho, fue a ese mismo país adonde destinaron a Rolf Reichenbach una vez que se ordenó sacerdote. En ese país asiático, trabajó con diferentes diócesis y también con la diáspora formada por católicos chinos. Cuando en 1975 llegaron más de diez mil refugiados vietnamitas y el ejército indonesio quiso expulsarlos, el misionero salió en su defensa, haciéndose cargo de la asistencia material y espiritual de esas personas. Incluso, llegó a celebrar Eucaristías en los barcos, porque no se les permitía desembarcar a los migrantes.

Con gran sencillez, humildad y carisma, Reichenbach pasaba muchas horas seguidas en adoración al Santísimo, lo cual lo impulsaba para continuar su tarea evangelizadora y misionera, enfocada en los pobres y desatendidos. Murió en 2004, debido a un cáncer de huesos y piel, y su cuerpo se encuentra cerca de Singapur, adonde mucha gente acude a orar y pedir su intercesión.+