El Card. Poli en San Cayetano: "Es un escándalo que haya 7 millones de niños pobres"
- 7 de agosto, 2020
- Buenos Aires (AICA)
Pidió a la dirigencia no ser indiferentes ante esta realidad que avergüenza y humilla, y recordó que ellos son "la promisoria infancia que espera se legisle para la vida y nunca para la muerte".
El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió hoy la misa central de la fiesta grande de San Cayetano en el santuario del barrio porteño de Liniers, que se realizó en modo virtual debido a las restricciones de la pandemia.
La fiesta religiosa en honor del santo patrono del pan y del trabajo llevó por lema “Junto a San Cayetano confiamos en Dios y nos ponemos en sus manos”.
El purpurado reconoció que no es lo mismo estar presentes en el santuario que seguir la misa por este medio, por eso explicó a los habituales peregrinos, los motivos: “Preferimos cuidarlos, a que corran riesgo de contagio”, y les recordó: “Ustedes saben bien que la oración al santo siempre es escuchada”.
“En la tierra bendita del pan, como dice una bella canción, hoy vamos a pedir para que no les falte el pan y todo lo necesario para una vida digna a todos los argentinos, pero muy especialmente pediremos por estos más de 7 millones de chicos y chicas pobres, con niveles de indigencia que nos avergüenza y nos humilla”, expresó.
En este sentido, el primado argentino pidió: “Que nadie se escandalice, porque escandalizarse no sirve de nada, dejemos que nos golpee el corazón, porque sabemos que en la indigencia la supervivencia se hace difícil y deja huellas y marca la vida entera”.
“Ante esta realidad no podemos pasar indiferentes, nos debe mover la conciencia a los adultos, a los que tenemos alguna responsabilidad en la dirigencia de hoy, nos tiene que golpear fuerte a nuestra conciencia, porque está en juego la vida de una generación de niños, adolescentes y jóvenes, que nos van a suceder. Ellos son hoy el verdadero tesoro de la Nación, no es cifras, son personas, y sufren, y hay dolor y lágrimas. Y como enseña el Evangelio que proclamamos es allí donde tengan su tesoro, que también tendrán su corazón”, reflexionó.
“Es la promisoria infancia que espera se legisle para la vida y nunca para la muerte, para la muerte de nadie; para que haya trabajo, educación y justicia e igualdad de posibilidades para todos, en especial para los más postergados”, aseveró.
El cardenal Poli imploró a San Cayetano: “Santo patrono del pan, vos que fuiste abogado y asumiste las causas justas de los pobres de tu época, ayúdanos a que siempre seamos solidarios con los más vulnerables, ayudanos para que nosotros también levantemos la voz por sus causas. Vos que hiciste de la misa diaria fuente de caridad y esperanza, que no falte en la vida de tus devotos el pan que salva y el pan cotidiano que pedimos en el Padrenuestro”.
“Desde este espacio santo, este santuario que sabe de conversiones, de gracias, pero también lágrimas y dolores, elevamos nuestra oración para que Dios bendiga las manos de todos los trabajadores”, precisó, y sostuvo: “Sí, las manos de ustedes que están en las oficinas, en los puertos, en el campo, en los talleres, en las fábricas; y también las manos de todos esenciales que por la cuarentena no pueden ir a trabajar. Les pido que levanten las manos con las que ganan el pan con un trabajo honesto”.
“Que levanten las manos también todos los trabajadores de la salud que están al servicio de los enfermos, a ellos, muy especialmente, tenemos presentes en esta Eucaristía. Le pido a Dios que no les falten las fuerzas en estas jornadas que sabemos son agotadoras para todos ustedes. Llegue esta bendición en especial a los que trabajan en los hospitales, las clínicas y lugares donde son atendidos los afectados por la pandemia y por toda otra afección”, añadió.
Sepan que si estamos aquí en el santuario, es porque queremos rezar por ustedes. Los bendecimos, merecen todo nuestro respeto y cordial gratitud por el esfuerzo que hacen por sus semejantes. Que el Señor mire sus manos y los bendiga: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”, concluyó.+