Schevchuk: Deportaciones forzadas y hambrunas en las zonas ocupadas
- 29 de marzo, 2022
- Kiev (Ucrania)
Muchas personas se están "muriendo de hambre" y no sólo "por las balas del invasor", aseguró hoy el arzobispo mayor de la comunidad católica ucraniana y denunció "deportaciones forzadas" a Rusia.
"Hago un llamamiento al mundo entero para que defienda a nuestro pueblo ucraniano en la medida de las posibilidades que cada uno tenga. Para que los ucranianos puedan vivir en su tierra natal. Para que nadie vuelva a esclavizarlos como lo han hecho durante siglos”, pidió este martes 29 de marzo -el arzobispo mayor de la iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Schevchuk.
En su mensaje diario –“34 día de esta horrible y sangrienta guerra que el ejército ruso trajo a la pacífica tierra de nuestra patria Ucrania”-, su beatitud aseguró que la famosa ciudad de Mariúpol, “todavía sigue defendiéndose”, pero alertó que “en estos días no se ha podido entregar ningún tipo de ayuda humanitaria, lo que significa que muchas personas en las ciudades y pueblos rodeados no tenían nada para comer, se morían de hambre... y no sólo morían por las balas de los invasores”, afirmó.
El arzobispo indicó además que recibe “todo tipo de llamadas de lamento y desesperación” y especialmente denunció que muchas personas “están siendo deportados del suelo ucraniano a la fuerza”.
Estas deportaciones forzadas están ocurriendo entre los residentes de las afueras de Mariúpol y de los barrios ocupados de esa ciudad, pero el arzobispo aseguró que “está pasando lo mismo en ciudades como Maryanka, Volnovakha y otras ciudades y pueblos de Donbás. Ciudades y pueblos que se han convertido en pueblos fantasmas”.
“Las personas son deportadas a la fuerza a Rusia, se les retira el pasaporte, se les dan documentos temporales y se les lleva a la isla de Sajalín, en el extremo oriental de Rusia. Donde no tienen derecho a salir de este lugar de exilio designado durante dos años. Vemos que al igual que pueblos enteros fueron deportados de su tierra en tiempos de Stalin, vuelve a repetirse hoy en nuestro suelo”.
El líder de la comunidad católica ucraniana concluye invocando a Dios: “¡Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, bendice al pueblo ucraniano. Oh Dios, bendice a los que lloran, a los enfermos, a los mutilados, a los deportados, a los que mueren de hambre. ¡Oh Dios, bendice a Ucrania!”.
Texto del mensaje diario
¡Alabado sea Jesucristo! Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es martes 29 de marzo de 2022 y Ucrania vive el 34º día de esta horrible y sangrienta guerra que el ejército ruso trajo a la pacífica tierra de nuestra patria Ucrania.
Una vez más, nuestras ciudades y pueblos se estremecieron con bombas y explosiones. De nuevo en este día se derramó sangre inocente.
Pero Ucrania se mantiene. Ucrania está luchando. Es más, el ejército ucraniano está liberando nuestras ciudades y pueblos. Y con su coraje el pueblo ucraniano asombra al mundo entero. Con su capacidad para la lucha, con su fuerza… Nuestro pueblo realmente siente que esta guerra es una guerra nacional, aunque es una guerra no deseada, una guerra sin sentido. Pero estamos protegiendo y defendiendo a nuestra gente y a nuestra patria.
En estos días hemos visto el horror que deja el ocupante en nuestras ciudades y pueblos, sobre todo después de su liberación. Destrucción, devastación... no sólo de edificios mutilados, sino también de destinos cercenados, cuerpos mutilados de los que fueron torturados... de todos aquellos de quienes con crueldad se burlaron.
Hoy en el mundo entero se conoce la famosa ciudad de Mariúpol, de la Mariúpol que todavía sigue defendiéndose y a la que, sin embargo, en estos días no se ha podido entregar ningún tipo de ayuda humanitaria. Ayer no se abrió ni un solo corredor humanitario... lo que significa que muchas personas en las ciudades y pueblos rodeados no tenían nada para comer, se morían de hambre... y no sólo morían por las balas de los invasores.
A mí me llegan todo tipo de llamadas de lamento y desesperación, sobre todo de aquellos que están siendo deportados del suelo ucraniano a la fuerza. Hemos oído hablar de tales deportaciones forzadas de residentes de las afueras de Mariúpol y de los barrios ocupados de esa ciudad. Pero está pasando lo mismo en ciudades como Maryanka, Volnovakha y otras ciudades y pueblos de Donbás. Ciudades y pueblos que se han convertido en pueblos fantasmas. Las personas son deportadas a la fuerza a Rusia, se les retira el pasaporte, se les dan documentos temporales y se les lleva a la isla de Sajalín, en el extremo oriental de Rusia. Donde no tienen derecho a salir de este lugar de exilio designado durante dos años. Vemos que al igual que pueblos enteros fueron deportados de su tierra en tiempos de Stalin, vuelve a repetirse hoy en nuestro suelo.
Hago un llamamiento al mundo entero para que defienda a nuestro pueblo ucraniano en la medida de las posibilidades que cada uno tenga. Para que los ucranianos puedan vivir en su tierra natal. Para que nadie vuelva a esclavizarlos como lo han hecho durante siglos.
Hoy continuamos nuestro camino espiritual de Cuaresma. Todo aquel que intenta luchar contra el pecado y contra el mal, sabe que es entonces cuando el diablo empieza a amenazar y a intimidar. El diablo quiere hacer todo lo posible para alejar a la persona del camino de la santidad. Por eso, para hacer el bien, hay que tener valor. Para caminar por la senda de la rectitud, hay que tener valentía.
Hoy quiero hacer un llamamiento a todos nuestros oyentes, a todos los que me escuchan en Ucrania y más allá: ¡No tengan miedo de hacer el bien! ¡No dejen que el diablo los intimide ni que los aleje del camino de la rectitud cristiana y de la ley natural! Hoy Rusia amenaza a todos los que quieren hacer el bien a Ucrania. No tengan miedo. ¡No tengan miedo de hacer el bien! ¡No tengan miedo de ser solidarios con los que sufren! Porque el bien tiene su propio poder y siempre ganará. Pónganse al lado de Ucrania. Hagan su elección, ¡hagan el bien! Superaremos el miedo al diablo y él huirá de nosotros y así la verdad brillará en todo su poder y belleza.
Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, bendice al pueblo ucraniano. Oh Dios, bendice a los que lloran, a los enfermos, a los mutilados, a los deportados, a los que mueren de hambre. ¡Oh Dios, bendice a Ucrania!
La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Alabado sea Jesucristo! +