Docentes de las barriadas compartieron sus realidades, experiencias y preocupaciones

Fue en un encuentro en la Villa 21-24, con el lema "Caacupé sueña en grande". Mons. García Cuerva les pidió a los educadores no descuidar dos cimientos: el primer amor de su vocación y los sueños.

Más de un centenar de trabajadores de la educación participaron del encuentro anual de docentes de gestión estatal, confesional y barrial, que se llevó a cabo el jueves 26 de octubre en la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, de la Villa 21-24, del barrio porteño de Barracas. Llevó por lema “Caacupé sueña en grande”, y se realizó en el marco del aniversario del fallecimiento del fundador del templo, el sacerdote Daniel de la Sierra.

El actual párroco del templo, presbítero Lorenzo De Vedia, explicó que hace más de 20 años que se realiza esta actividad, en la que se convoca a quienes representan a las escuelas que tienen alumnos que viven en la villa y a los docentes de los diferentes niveles de alrededor del barrio.

“La idea es poder, justamente, hacer redes y ver qué problemáticas hay, en qué nos podemos apoyar y así seguir adelante, siempre a favor de los chicos”, destacó el sacerdote en declaraciones al Canal Orbe 21.

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, participó como uno más en una de las mesas y describió su experiencia: “Fue muy buena. Me volví a sentir párroco, como cuando organizábamos en la Villa La Cava los encuentros”.

“Nosotros teníamos el colegio Santo Domingo Savio, con más de 100 alumnos, y escuchar a los docentes, escuchar sus preocupaciones y también descubrir, una vez más, su hermosa vocación, hace que uno se anime un montón”, recordó, y subrayó: “Está bueno ponerle garra y compromiso en lo que cada uno hace”.

Monseñor García Cuerva les pidió a quienes educan que no dejen de cuidar dos cimientos: “Uno, volvé al primer amor, cuando dijiste quiero ser docente; y el otro cimiento que no hay que perder son los sueños”.

“La mayoría de los testimonios están ligados a las dificultades que tienen, no solamente con el alumno, no solamente con los chicos; sino fundamentalmente en el vínculo con las familias, en donde muchas veces no encuentran adultos referentes que acompañen el proceso educativo, que acompañen la actividad escolar”, planteó.

“Eso habla de familias desarticuladas. Eso habla también de un problema que tenemos como sociedad”, añadió.

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