Cumbre antiabusos: Poner el foco en la justicia y en el perdón, afirmó el Card. Tagle
- 21 de febrero, 2019
- Ciudad del Vaticano
El arzobispo de Manila, Filipinas, cardenal Luis Antonio Tagle fue el encargado de abrir la primera sesión de trabajo en el Encuentro sobre la Protección de Menores en la Iglesia, que se está celebrando en el Vaticano desde hoy y hasta el próximo domingo 24 de febrero. El cardenal filipino lamentó la falta de respuestas que tuvo la Iglesia a las víctimas de abusos por parte del clero y señaló la necesidad de una mayor implicancia de la Iglesia en la curación de las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero.
El cardenal Tagle reconoció "nuestra mala gestión de estos crímenes" y destacó que "nuestro pueblo necesita que nos acerquemos a sus heridas, que reconozcamos nuestros errores y que ofrezcamos un testimonio auténtico y creíble de nuestra fe en la resurrección".
"La falta de respuestas de nuestra parte al sufrimiento de las víctimas, hasta el punto de rechazarlas y de cubrir el escándalo para proteger a los abusadores y las instituciones lastimó a nuestra gente, dejando una profunda herida en nuestra relación con todos a los que estamos invitados a servir", planteó en su discurso el también presidente de Cáritas Internacional.
"Además de a las víctimas el abuso golpea a todos. A las familias, los propios acusadores y a los obispos", sentenció el purpurado asiático antes de iniciar en su relación un recorrido por la historia de la perspectiva de la sanación de heridas en las ciencias sociales.
En ese marco, el cardenal Tagle lamentó "las heridas fueron infligidas por nosotros obispos a las víctimas. Cuando estás a cargo de gente pequeña y vulnerable se supone que debes protegerla", planteó, emocionado casi hasta las lágrimas, antes de interrumpir su discurso en el que comparó las heridas de los abusos con las heridas que le provocaron a Jesús los que lo traicionaron.
Responsabilidad y sanación
"Esto significa que cada uno de nosotros, y nuestros hermanos y hermanas, debe asumir una responsabilidad personal para la sanación de esas heridas en el cuerpo de Cristo y hacer un firme compromiso de hacer todo lo que está en nuestra capacidad para que los niños estén seguros en nuestras comunidades", señaló.
El arzobispo de Manila señaló la obligación de la Iglesia de cumplir su deber con la justicia, pero, una vez cumplida esa obligación, afirmó que la preocupación debe ser "ayudar a las víctimas a sanar de las heridas del abuso".
"Porque la justicia es necesaria, pero por sí misma no sana, no cura el corazón humano roto, las emocionas profundas que yacen en los corazones tan gravemente afectados. Debemos tener conciencia de que las víctimas que sobreviven sufren un gran estrés y sufrimiento, un aumento de la ansiedad y de la depresión, una baja autoestima, sufren conflictos interpersonales que surgen a causa de este quebrantamiento interior que tienen", explicó.
Por lo tanto, "debemos, al hablar del perdón de las víctimas, aclara muy bien que no estamos pidiendo a las víctimas que olviden, ni que dejen pasar lo que sucedió, ni, mucho menos, que se justifique el abuso y que sigan adelante".
"Debemos lograr una sanación más profunda, y sabemos que el perdón es el camino poderoso y demostrado, hasta científicamente, que este es el camino para la curación del corazón. Debemos construir la confianza proporcionando un amor incondicional, pidiendo reiteradamente perdón, reconociendo plenamente que no merecemos ese perdón, que no tenemos derecho al perdón en orden a la justicia, sino que el perdón es un don, un regalo en el proceso de la sanación".
Finalmente, "nos preocupa que en algunos casos los obispos y religiosos sientan la tentación de elegir entre la víctima y el abusador. ¿Cómo resolver esto?. Nosotros nos enfocamos en los dos: tenemos que curar sus heridas, y tenemos que ayudarlos a enfrentar la verdad", aseveró.
Señaló que la clave está en poner el foco en la justicia y en el perdón. "Debemos centrarnos en ambos elementos, en la justicia y en el perdón a la vez. Debemos ayudar a las víctimas a que expresen su profundo pesar y ayudarlas a sanar. En cuanto a los abusadores debemos hacer justicia y ayudarlos a que encaren la verdad sin racionalizaciones, pero al mismo tiempo no debemos descuidar su mundo interior", concluyó.
Tras las palabras introductorias del Santo Padre, la reunión había iniciado con un video con testimonios de víctimas, que mostró el alcance global del problema y la crisis que enfrenta la Iglesia: fueron testimonios de un hombre latinoamericano, una mujer africana, y otros tres hombres de Europa del Este, Asia y Estados Unidos. +