Culminar el Adviento entregándonos al amor, el servicio y la misión
- 21 de diciembre, 2021
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
En el último domingo del tiempo de Adviento, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre el pasaje evangélico de la Visitación.
“Apenas Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! […]»". Con este pasaje del Evangelio, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, comenzó su reflexión dominical del cuarto domingo de Adviento.
"Nuestro Adviento dura cuatro semanas, el de María, nueve meses. Como acontece con toda mujer que queda embarazada -mucho más en una primeriza- María experimenta una transformación en todo su ser: cuerpo, alma, emociones y expectativas. Va creciendo en ella el Niño que ha concebido por obra del Espíritu Santo. Así, grávida del Verbo, se pone en camino para servir a Isabel", destacó.
"El Evangelio de este domingo nos relata el encuentro entre estas dos mujeres de fe. Cada una ha experimentado el paso salvador y liberador del Dios de la vida: Isabel, dejando atrás la esterilidad, está llegando al final de su embarazo, portando en su seno a Juan el Precursor; María, sorprendida por el anuncio del ángel, ya siente crecer en su cuerpo y en su corazón al Mesías esperado", relató.
"El Adviento de Nuestra Señora la hace maestra de esperanza para todos nosotros. Se trata de una espera que crece en la misma medida en que Jesús se va formando en ella. Y crece al ritmo de estos encuentros y gestos, de estas palabras con sus silencios y hondas emociones. Destaca, por encima de todo, la alegría desbordante", resaltó.
"Por donde pasa María, colmada con la gracia del Espíritu, la alegría se difunde, ganando los corazones y haciéndose canto de bendición y alabanza: 'Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!»'", citó.
Finalmente, al ir culminando este Adviento de 2021, el obispo recomendó: "Dejémonos también nosotros alcanzar por la alegría que María transmite con su presencia. Miremos profundamente en nuestra vida: el Señor está pasando y su esperanza está creciendo en nosotros. El amor de Dios está echando raíces en nuestra vida. Pero también el impulso de salir de nosotros mismos, de ponernos en camino y de servir a nuestros hermanos. Viene de Dios. No le tengamos miedo. Como María en la Visitación, entreguémonos a ese impulso de amor, de servicio y de misión".
Y dirigiendo su plegaria a María e Isabel, rezó: “En este domingo, las invocamos a ustedes: Isabel y María. Ustedes han experimentado en su alma femenina la ternura de Dios y la alegría de su salvación. Enséñennos a reconocer el paso de Dios por nuestras vidas, su presencia salvadora y la acción del Espíritu que quiere hacernos probar el buen vino del servicio. Es el vino que realmente colma de alegría el corazón humano. Amén".+