Conmemoración de los 247 años del "Pacto de Los Chañares"
- 3 de mayo, 2021
- Cruz del Eje (Córdoba) (AICA)
Mons. Araya conmemoró en Villa de Pocho el aniversario del "Pacto de Los Chañares", hecho histórico de gran importancia para la región.
El pasado 28 de abril, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, presidió una Misa en Villa de Pocho con la que se conmemoró un nuevo aniversario del “Pacto de Los Chañares”. Un hecho histórico de gran importancia para toda la región pochana.
Se trata del acuerdo firmado en 1774 en Los Chañares, un paraje cercano a Villa de Pocho, como resultado de la llamada “Revolución del Común”. Monseñor Araya, acompañado por los presbíteros Juan Pablo Contepomi y Enrique Maldonado, destacó en su homilía que “en este rincón de Traslasierra, la voz del Común levantó su protesta a favor del derecho inalienable de los pueblos”.
En aquel año, la capilla de Villa de Pocho fue el escenario de un hecho histórico sin precedentes, el primer levantamiento popular contra la autoridad monárquica española, que constituye el principal antecedente emancipador frente al Virreinato del Perú.
Aquella rebelión que se desató 36 años antes del Primer Gobierno patrio de 1810 y 6 años antes del levantamiento de Tupac Amarú en Perú, fue impulsado por unos 300 “comuneros” incluyendo campesinos, artesanos y algunos hacendados.
Todos ellos se unieron con un principal objetivo: poder elegir a sus propias autoridades y sin la gobernación del europeo. La Revolución de los Comuneros es el primer antecedente de los movimientos libertarios que se sucedieron a partir de 1810 en América, hecho ocurrido en la zona de Traslasierra, al oeste de la provincia de Córdoba en el Departamento Pocho, actualmente la zona central de la diócesis de Cruz del Eje.
"Con gusto me sumo a esta celebración"
Monseñor Araya dedicó la mayor parte de su homilía a rememorar y comentar el hecho histórico que se estaba recordando y celebrando. "Con gusto -comenzó diciendo- me sumo a esta celebración. Siempre me agrada el orgullo de los pochanos por su tierra y por su historia", y prosiguió en estos términos.
"Nuestra historia invisibilizada narra que en 1774, un grupo de comuneros, harto de los abusos sufridos, se sublevaron contra las autoridades, bajo la significativa denominación de “El Común”.
Consiguen la firma de un documento que guarda mucho parecido con la famosa revolución de Nueva Granada, siete años más tarde en la actual Colombia.
Este acontecimiento dejó latentes los justos propósitos de la soberanía popular. En este rincón de Traslasierra, la voz del Común levantó su protesta a favor del derecho inalienable de los pueblos.
Por eso se planteó la ruptura con las formas tradicionales de hacer política, se buscó reubicar el lugar de la soberanía, y así hallar condiciones más favorables para el desarrollo social y económico.
Muy cercanos al corazón del Evangelio de Jesús se planteaba, diríamos hoy con palabras del papa Francisco, una política de la fraternidad, arraigada en la vida del pueblo. Pedían que El Común pudiera organizarse y expresarse.
A 247 años sigue vigente el desafío de encontrar mecanismos para garantizar que todas las personas puedan llevar una vida digna de llamarse humana.
Una política no solo para el pueblo sino desde y con el pueblo, arraigada en sus diversas comunidades y en sus valores, donde El Común sea más protagonista de su destino.
No solo se peticionaba bienestar material, sino la dignidad de actuar, de ser protagonista de la propia historia, del propio destino.
Respetar al pueblo es respetar las instituciones nacidas de su seno, que han de caminar con el pueblo, atendiendo al más débil; porque una política que se desentiende del pobre, nunca podrá promover efectivamente el bien común.
Al final de su homilía, monseñor Araya animó a todos a "pedir a Dios su luz para este momento de nuestra Patria, de Córdoba y de nuestros valles. Pedimos a Dios y a quien corresponda tomar como camino la cultura del diálogo, asumir como conducta la colaboración entre todos, usar como método el conocimiento recíproco (escucha), sintiendo gusto de ser pueblo con un proyecto común”.+