Con cinco grados bajo cero y sin agua, el pueblo sirio da gracias a Dios
- 9 de febrero, 2023
- Alepo (Siria) (AICA)
El sacerdote argentino Enrique González, misionero en Alepo desde hace más de 3 años, conversó con AICA sobre "las penurias y fortalezas" del pueblo sirio golpeado por el feroz terremoto.
“Tratando de ayudar, de paliar la situación con la gente que nos rodea, llevando agua, comida, abrigos, dando refugio y cobijo a los que dejaron sus casas”, así está viviendo el padre Enrique González, mendocino, misionero de la congregación del Verbo Encarnado (IVE) en Alepo, una de las ciudades más afectadas por el terremoto que azotó el Sur de Turquía y norte de Siria el pasado lunes 6 de febrero causando la muerte miles de personas y otros miles de heridos.
Una situación que el padre González define como “un caos”, sumado a los males que ya el país viene arrastrando desde 2011, cuando inició una guerra que dividió al país y que aún no se soluciona, “más la crisis económica, agravada por el bloqueo económico internacional, después el Covid, el cólera y ahora el terremoto” a lo que se agrega, en este tiempo, un duro invierno. “Hoy por ejemplo la temperatura era de 5 grados bajo cero”, contó a AICA el padre Enrique en conversación telefónica.
El padre Enrique González, de 49 años, sanrafaelino, misionero en Alepo desde hace unos tres años y medio y en Medio Oriente desde 2001, por lo que habla perfectamente el árabe, contó que la Congregación del Verbo Encarnado, tiene en Alepo dos sacerdotes, uno es él y el otro,viajó en estos días a la Argentina a visitar a su madre anciana que estaba con problemas de salud. Además, hay un grupo de religiosas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, ambas congregaciones forman parte de la misma familia religiosa argentina.
“Estamos dando una mano -siguió narrando el sacerdote argentino en Alepo- en los dos sitios donde trabajamos: una es una residencia universitaria, es donde vivimos, en el obispado, que gracias a Dios no sufrió ningún tipo de daño y eso nos dio la posibilidad de recibir refugiados por el terremoto”.
La otra casa que atienden está en una barriada muy humilde de Alepo, Midan. “Allí -explicó el padre González- la gran parte de la gente tuvo que desalojar sus viviendas y muchos de ellos se fueron a sus pueblos al Sur de Siria, donde no hay efecto del terremoto y otros quedaron en las calles, a los que estamos tratando de darles cobijo y ayuda” y detalló que para dar refugio se pusieron a disposición “Iglesias, mezquitas y lugares abiertos”.
El padre Enrique precisó a AICA que “todavía estamos visitando a personas que no pudieron dejar sus casas, sobre todo a personas mayores de edad, impedidas, inválidas, a ellas les estamos llevando agua y las cosas más necesarias. Teniendo en cuenta que el suministro de agua, electricidad y gas también fue cortado”.
En medio del caos se da Gracias a Dios
El misionero argentino aseguró que "la situación es muy complicada, hay mucho miedo. Hay una sensación real de pánico porque en cada repetición del temblor, hay un edificio que se cae, una fachada de edificio que se desarma, grietas en los pisos, y el miedo a lo que pueda suceder".
Por otro lado, conmueve el testimonio del padre Enrique que “en medio de este caos”, dijo que “lo que se ve en la gente es mucha fuerza” y dan gracias a Dios a pesar de todo: “Dios nos permitió sobrevivir a esto y también superarlo”, así lo viven, destacó el sacerdote: “Agradecen a Dios lo que tienen, que están vivos, que sus familias están completas, que están enteros. Agradecen también que, de la comunidad cristiana más cercana, fueron pocos los que sufrieron daños físicos”.
Pero ciertamente, todos están unidos al dolor por los miles de muertos que hay en el país. “Cifras -reconoce el sacerdote- que todavía no se manejan con exactitud”, concluyó.
Según el nuevo balance difundido hoy, la cantidad de muertos por el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el lunes a Turquía y Siria supera las 17.000 personas y los heridos ascienden a 60.000, mientras los equipos de rescate seguían buscando sobrevivientes en medio del frío y la devastación.
En Turquía, donde se declararon siete días de luto y un estado de emergencia de tres meses en las provincias más castigadas, el número de fallecidos alcanzó las 14.014 personas, según las autoridades.
En Siria, país castigado por más de una década de guerra civil, el saldo llega a 3.162 muertos, según el balance del gobierno de Damasco y de los equipos de protección civil en las zonas rebeldes.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.+