Comunión, participación y misión: Concepción inició el camino sinodal
- 18 de octubre, 2021
- Concepción (Tucumán) (AICA)
Con una misa presidida por el obispo, monseñor José Antonio Díaz, la diócesis de Concepción inició el camino sinodal convocado por el papa Francisco.
El obispo de Concepción, monseñor José Antonio Díaz, presidió el 15 de octubre la misa de apertura diocesana del Sinodo convocado por el Santo Padre. La Eucaristía estuvo concelebrada por los miembros del clero diocesano, y tuvo lugar en la catedral Inmaculada Concepción.
En su homilía, el obispo se refirió al camino de la sinodalidad propuesto por el Papa, y consideró que “no solo es propio de la naturaleza de la Iglesia, también es el camino primordial que asumió el Señor”.
“Caminar, de por sí, es algo dinámico. Pero además, debido a la diversidad de personas con las cuales vamos a caminar y con quienes nos vamos a encontrar, en un contexto sociocultural que ha cambiado los ejes y parámetros a los que estábamos acostumbrados, requerirá de nosotros una conversión de mirada y actitud”, advirtió. “Esto implica una apertura extraordinaria puesto que debemos renunciar a nuestros prejuicios y estructuras mentales que nos impiden encontrarnos verdaderamente con el otro”.
“Al modo como Dios lo hizo, la Iglesia hace suya la historia de la humanidad palpitando con ella en su devenir constante, en sus búsquedas, logros y frustraciones”, destacó el prelado. “Dios no quiso un monólogo, por eso hizo Alianza con su Pueblo. La Revelación se da en un contexto de diálogo existencial fecundo”, aclaró.
Por esto, afirmó, “el camino de la sinodalidad requiere de un aprendizaje fundamental: aprender a escuchar para poder entender en profundidad lo que el pueblo tiene para decir y lo que Dios tiene para decir a su pueblo. Como una madre sabe entender lo que motiva el llanto du su hijo, no porque conozca mucho de medicina, sino por la empatía amorosa que tiene con él, la Iglesia está enviada a escuchar con el corazón”, comparó.
“Es una escucha atenta para descubrir la verdad que el otro tiene para expresar e incluso lo que Dios nos está diciendo por medio de esa persona”, animó.
“Esto es propio de la condición discipular. Escuchar al Espíritu que nos conduce y a los hermanos con quienes caminamos juntos. Escuchar los acontecimientos y los signos de los tiempos”, aseguró.
Por otra parte, recordó que la Iglesia es madre, pero también discípula. “No podremos ser buenos misioneros si primero no somos buenos discípulos”.
“Como Iglesia diocesana, iniciamos hoy un camino que está llamado a convertirse en nuestra manera de ser Iglesia con tres ejes fundamentales: Comunión, Participación y Misión”, enumeró monseñor Díaz.
Esta forma de ser Iglesia, sostuvo, “refleja el Ser mismo de Dios Uno y Trino, comunidad de personas, distintas entre sí, donde la identidad de cada una de ellas se explica por la relación entre ellas y su modo de participación en la misma naturaleza divina”.
“El Padre es tal en relación al Hijo, el Hijo lo es en relación al Padre y el Espíritu Santo lo es en relación al Padre y al Hijo”, recordó. Por eso, “siendo este nuestro paradigma fundamental, la escucha pastoral dependerá del tipo de relación que predomine entre nosotros. El amor es el vínculo de la perfección y es la virtud sobrenatural que nos hace comunidad. Esto no sólo define nuestro modo de ser, también define nuestro modo de hacer, puesto que cualifica nuestro modo de relacionarnos. Una Iglesia que vive en profunda comunión con Dios y los hermanos se convierte en un polo de atracción que es la forma auténtica de evangelizar”.
“Que nuestras parroquias y comunidades vivan en comunión, no sólo refleja mejor a Dios, porque Dios es amor, también hace más creíble la evangelización y nos fortalece en medio de las adversidades”, consideró.
Por eso, “la participación debe hacerse en este contexto de comunión. Si no, probablemente la Iglesia se convertirá en un cúmulo de acciones y servicios sociales”, alertó. “Los distintos ministerios y servicios eclesiales deben estar caracterizados por la caridad pastoral y no por la búsqueda de espacios de poder vacíos de espiritualidad y sentido cristiano”.
Para responder a este desafío que nos propone el papa Francisco, “necesitamos crear y recrear los ámbitos comunitarios que hace tiempo la Iglesia nos pide, como ser los consejos diocesanos y parroquiales de pastoral y de administración”, exhortó.
“También el Consejo Presbiteral, el Colegio de Consultores, las distintas Pastorales diocesanas, las comunidades de vida Religiosa, las comunidades educativas, los espacios de organización y discernimiento. Los Movimientos e Instituciones laicales. Formas simples y necesarias para ser una Iglesia misionera en comunión y participación y a la vez más transparente y creíble”.
En ese sentido, llamó a “recuperar la mística de la comunión, participación y misión diocesana”, afirmando que “es obra de todos y depende sobre todo de dejarnos conducir por el Espíritu”, combatiendo el clericalismo y poniéndose al servicio del pueblo de Dios..
“Este tiempo de sinodaldad nos tiene que ayudar a generar mayor corresponsabilidad de parte del laicado”, alentó. “Sin duda, será un tiempo que acarreará muchos frutos para nuestra diócesis. Que María nos ayude y acompañe, ella que estuvo con los Apóstoles el día de Pentecostés y nos sigue precediendo en santidad y disponibilidad misionera”, rezó.+