Compartiendo Calor: la ONG católica que recibe "un millón de gracias"

El equipo de Compartiendo Calor está conformado por familias pertenecientes a la comunidad porteña de San Isidro Labrador. Cada día, salen a repartir un plato de comida y el calor del acompañamiento.

Durante el año jubilar de la Misericordia, en 2016, la comunidad de la parroquia San Isidro Labrador, ciudad de Buenos Aires, experimentó el deseo de renovar los actos de misericordia, con una sincera compasión del corazón.

Un grupo de familias comenzó a darse cuenta de que lo que hacía falta no era solamente donación material o económica, sino tiempo. Así, comenzaron a organizarse para que cada noche salga una familia a repartir comida. De esta forma, nació la ONG “Compartiendo Calor”. 

“La gente de la calle te da el mejor abrazo de tu vida”, expresó el coordinador del grupo, Ogui Juárez Otero. Como agente policial, él ve a diario muchas situaciones de soledad, exclusión y suicidio. 

Motivados por el deseo de donar “su granito de arena”, el equipo de voluntarios empezó a llevar un plato caliente de lunes a viernes, sin interrupciones. Además, organizan los campamentos “Labradores de la calle”, para que las personas en situación de calle se sientan invitadas a vivir un momento de comunión fraterna y alegría. El primer campamento fue en 2018, en Luján. 

Antes de la pandemia, los voluntarios cocinaban en la parroquia. Actualmente, tomaron el hábito de cocinar en los hogares familiares, lo que requiere de organización y unidad misionera. Las familias se turnan para que cada día no falten voluntarios. Frente a algún imprevisto que pueda surgir a los colaboradores del día, otros salen a "cubrirlos". 

Ogui relata que cuando consulta a los voluntarios de Compartiendo Calor “¿qué se llevaron hoy?”, muchos responden: “Experiencia”. En ese momento, él los corrige: “¿Sabés qué te llevaste? Un millón de gracias”, confiesa emocionado. 

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