Chile unida rezó por un país sin aborto ni eutanasia
- 26 de enero, 2021
- Santiago (Chile) (AICA)
Con el lema "Señor convierte nuestros corazones", católicos chilenos se unieron en una jornada nacional de oración y reparación "por un Chile sin aborto y sin eutanasia".
Los católicos de Chile se unieron el sábado 23 de enero en una jornada nacional de oración y reparación “por un Chile sin aborto y sin eutanasia”, con el lema “Señor convierte nuestros corazones”.
La instancia, convocada por Misión Fátima Chile, se realizó de manera virtual y motivó la participación de miles de fieles alrededor de Jesús sacramentado. Participaron 23 comunidades de 17 diócesis chilenas, rezando por turnos el rosario y meditaciones espirituales para liberar a Chile del aborto y la eutanasia.
La parroquia Santa Gema Galgani de Ñuñoa inició la jornada y en su reflexión, el párroco Carlos Cano aseveró que “todos estamos preocupados por la posibilidad que puedan ser aprobadas estas leyes. Por eso, humildemente desde nuestras comunidades, queremos elevar a Dios una oración intensa junto a la Virgen, para pedirle al Señor que los legisladores de nuestro país no caigan en esta tentación”.
En la Región Metropolitana, representaron a la arquidiócesis de Santiago parroquias de las zonas del Maipo, Norte y Oriente. El presbítero Rodrigo Magaña, vicario de la zona Maipo y párroco de Santa Teresa de Los Andes, en Puente Alto, centró su reflexión en torno a la fragilidad humana, que en muchas ocasiones no deja espacio para el amor: “El problema de Chile no es maldad, es ceguera, es el engaño del demonio que nos tiene metidos, como si la muerte de Jesucristo no valiera nada. Como si el sufrimiento con Jesús no hubiera adquirido un nuevo valor y sentido”, subrayó.
Por su parte, el párroco de las comunidades de San Bruno y Santo Domingo Guzmán de Ñuñoa, presbítero Michaell Duarte, guio la Adoración Eucarística, implorando “que el Señor convierta nuestros corazones, y pidiéndole a Jesús Eucaristía que se manifieste en un Chile sin aborto, sin eutanasia; orando y pidiendo por todos los hermanos que toque el corazón, y que su presencia eucarística alcance cada una de las realidades que tenemos como sociedad”.+