Card. Tagle: "El mes misionero, a la escucha de Dios y de los pobres"
- 6 de octubre, 2020
- Roma (Italia) (AICA)
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos explica los alcances del "Aquí estoy, envíame", lema de la Jornada Misionera.
“Se necesita una ‘humanidad global’ acompañada de una solidaridad sin fronteras. Para hacer esto debemos ponernos a la escucha. Sí, el mes misionero nos llama a ponernos en escucha de Dios y de los pobres”, afirmó el cardenal Luis Antonio G. Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en una entrevista exclusiva concedida a la Revista italiana “Popolo e Missione”.
“Ese ‘Aquí estoy’, de hecho, es una respuesta, generada por la escucha”, comentó el purpurado en referencia al lema del Día Mundial de las Misiones de este año: "Aquí estoy, envíame. Tejedores de la fraternidad".
En la entrevista, el cardenal filipino se refirió a la emergencia generada para la pandemia: “Se trata -dijo- de una emergencia general, que afecta a toda la familia humana, trayendo consigo sufrimiento, víctimas, miedos. Un fenómeno, inesperado y doloroso, que une a todos –pueblos y Estados– en la debilidad, en la fragilidad, con efectos particularmente fuertes en países ya marcados por la pobreza”.
“Para la Iglesia surge una lección de unidad, de solidaridad comunal: estamos llamados a responder a las necesidades de los demás. Si abrimos bien nuestros corazones no podemos permanecer indiferentes a lo que sucede en otros continentes. Las historias de los misioneros en el mundo son una prueba más de una Iglesia en salida: como dice el Papa, 'todos estamos en el mismo barco'".
“Es una enseñanza para todo aquel que se llame cristiano: es necesario salir de sí mismo, de la autorreferencialidad para encontrar a la humanidad en el signo del amor de Cristo que nos hace hermanos”, señaló el prefecto.
El perfil de la misión hoy
El cardenal Tagle explicó más adelante las características distintivas del perfil misionero hoy. “En el curso de la historia -dijo- la idea de la misión ha ido unido a la Europa cristiana que enviaba sacerdotes y religiosos, y luego laicos, para llevar el Evangelio al mundo".
"Desde el norte planeta tenían que partir también dinero y oraciones. Pero con el Vaticano II entendimos que cada bautizado está llamado a dar testimonio del mensaje de Jesús: todos somos misioneros porque todos recibimos la "buena noticia" y la responsabilidad de vivirla y dar testimonio de ella, siempre y en todas partes. Evangelizar es un hecho de la vida cotidiana: la misión se convierte así en una experiencia espiritual, una vocación, un don”.
Por otra parte, destacó el cardenal filipino que “el mundo está cambiando y que cada tierra es una tierra de misión”.
“La misión es un movimiento continuo en todas las direcciones. Durante algún tiempo vimos a sacerdotes y monjas de África y Asia llegar a Europa e Italia. Este intercambio es normal, enriquecedor. Ya no hay 'quién envía' y 'quién recibe'. Así que la palabra 'misión' debe yuxtaponerse con el término 'evangelización', más amplio, 360 grados".
“Entendemos en este sentido que cada persona tiene algo que dar en la fe: su humanidad, su amor. Nadie es tan pobre como para no tener nada que dar, nadie es tan rico como para no necesitar algo que recibir. El amor que Jesús nos enseña es de todos y para todos”, continuó explicando.
Muros versus espíritu misionero
“Cuando descubrimos la globalización, hace más de 30 años, señaló por último el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, intentamos comprender sus caracteres y sus consecuencias. Imaginamos que las distancias se acortarían, que las barreras entre los estados y los pueblos caerían”.
“En cambio, las fronteras se abrieron sólo para los ricos, para las multinacionales, para los países más fuertes; en cambio, los muros permanecieron para los pobres y las reacciones a la migración nos lo recuerdan”.
“Tenemos barreras y muros en nuestros corazones. Es cierto que la globalización genera ansiedad, revoca las certezas de identidad, por lo que requiere el estudio y la comprensión de nuevos fenómenos y un mayor diálogo. Lo contrario de lo que les gustaría imponer el nacionalismo y el populismo”.
“Necesitamos una governance multipolar y un corazón abierto a los demás. Para que la globalización beneficie a todos los seres humanos. Aquí es también donde reside el sentido de la misión”.+