Bolivia recordó con agradecimiento y admiración a las personas de la Tercera Edad
- 27 de agosto, 2020
- La Paz (Bolivia) (AICA)
El episcopado boliviano pidió no dejarse arrastrar por la sociedad deshumanizada que olvida a sus adultos mayores.
Con motivo de la celebración en Bolivia del Día de las Personas de la Tercera Edad, La Fundación Vida y Familia de la Conferencia Episcopal Boliviana emitió ayer un comunicado recordando a las personas de la tercera edad, con agradecimiento y admiración, invitando a las personas a no dejarse arrastrar por la sociedad deshumanizada “que sólo valora lo útil, lo que produce, lo joven, lo bello, lo cómodo” y a valorar la vida “llena de entrega, sacrificio, generosidad, amor”.
Mensaje de la Fundación Vida y Familia
“Con admiración, agradecimiento y respeto hacia las personas de la tercera edad, que ya en el atardecer de la vida nos han dado tanto y, a veces, sólo reciben soledad e incomprensión.
Digo admiración porque, si repasamos sus vidas y hacemos balance de tantos años de caminar por este mundo, nos encontramos con unas vidas ricas, profundas y llenas de vivencias y experiencias, llenas de sabiduría.
Admiramos a las personas de la tercera edad, porque los conocimientos que han adquirido a lo largo de su vida no están escritos en ningún libro de texto, sino en el libro de la Vida. Los han ido adquiriendo y haciendo suyos de mucho mirar, de mucho pensar, de mucho observar, de mucho renunciar y de mucho amar.
Su vida, en la mayoría de los casos, ha sido una vida de entrega, de servicio, de generosidad desbordante, de mucha responsabilidad, ayuda y compromiso, de mucho amor. ¡Nos han dado tanto a las nuevas generaciones! El ejemplo de su trabajo bien hecho; para ellos, no existía hora de entrada y salida, casi no había fiestas, y las que había las celebraban con cariño y sin excesos. El ejemplo de su amor a la familia, siempre había en sus vidas un abuelo, un tío a quien cuidar, y lo hacían con mimo y dulzura, dando lo mejor de sí mismos.
Admiración por esa vida llena de virtudes que recibieron de sus mayores, y ellos han sabido atesorar en lo más interno de su ser, haciendo un proyecto de vida honrado, noble, de fidelidad a unos principios y a unas convicciones que siempre han regido su actuar.
Admiramos su manera de ser, de pensar y de estar en el mundo, llena de dignidad y coraje. Admiramos cómo han sabido abrirse camino aun a costa de dificultades y penuria.
Admiramos su respeto, su humildad y su sencillez, actitudes que les hacen más grandes.
Admiramos su amor a Dios ya sus mandamientos
Admiramos esa paz que transmite su mirada cuando estás junto a ellos, sabedores de su deber cumplido, porque nuestros mayores han tenido siempre más presente los deberes que los derechos, y eso da tranquilidad al espíritu y satisfacción de haber conseguido una vida lograda y ejemplar que dejar como herencia y legado a los suyos.
Pero no queremos destacar la palabra Mayor por más años, eso es ley de vida, eso ocurre de forma inevitable queremos destacar que ustedes son mayores en experiencia, mayores en memoria, mayores en trabajo dedicado a los demás.
El mérito de ustedes de llegar hasta aquí es que pueden contar todo lo que han hecho hasta ahora.
Dice un proverbio africano que “Quien escucha la voz de los ancianos es como un árbol fuerte, quien se tapa los oídos es como una rama al viento”. Este proverbio reconoce que la visión desde la experiencia es una visión más sabia, es una visión de la vida con más conocimiento. Por eso hacemos un llamamiento a todas las personas que tienen la suerte de tener un abuelo o una abuela, a todos los que tienen unos padres mayores, o simplemente que conoce a alguien mayor, aprovechen esa oportunidad, que no seamos una rama al viento sin rumbo , escuchemos a nuestros mayores para aprender de su sabiduría, para que también podamos llegar algún día a ser árboles fuertes.
Quisiera que sirviera para llamar la atención de unas generaciones jóvenes que, preocupadas e inmersas en su alocado discurrir y quizás llevados por una falsa modernidad y progreso, no hemos reparado en la soledad y abandono en que se encuentran muchos de ellos… Cuando ellos han dado todo, es de justicia, pero es, sobre todo, de amor, darles nuestra ayuda, nuestra presencia, darles, sencillamente, nuestra sonrisa y nuestro cariño. ¡No necesitan más!
La sabiduría de una sociedad, su estatura ética se demuestra dando como mínimo algo de lo que ha recibido.
¿Nos hemos parado a pensar si quizás lo mejor que tenemos, si quizás la parte de nuestra vida de la que más orgullosos estamos se lo debemos a su influencia y ejemplo? Sería mezquino no reconocerlo.
Por favor, no nos dejemos arrastrar por esta sociedad deshumanizada que sólo valora lo útil, lo que produce, lo joven, lo bello, lo cómodo. Valoremos su VIDA llena de entrega, sacrificio, generosidad, amor… No los recluyamos en el olvido y soledad; no piden nada, sólo compañía, cariño.
Un abrazo profundo y lleno de agradecimiento a todos los adultos mayores, depositarios de nuestros saberes ancestrales, nuestra memoria cultural, como colectividad siempre creciente y autocrítica en un mundo cambiante”.+