Viernes 15 de noviembre de 2024

Ángelus: Dios no sólo perdona, sino que se alegra y celebra la vuelta de su hijo a casa

  • 27 de marzo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco en el Ángelus de este domingo exhortó a no caer en el error de una religión hecha de deberes y prohibiciones, y a aprender de la ternura de Dios que siempre nos recibe como un padre.
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Dios siempre perdona con compasión y ternura, recordó el papa Francisco, este domingo 27 de marzo, durante el rezo del Ángelus, comentando la parábola del Padre Misericordioso, ofrecida por la liturgia de hoy. 

El pasaje evangélico ofreció al pontífice la oportunidad de subrayar dos actitudes a adoptar frente a quien se arrepiente de sus errores: celebrar y alegrarse. Son las indicadas por el Padre al hijo mayor que se indignó al verlo abrazar a su hermano menor de vuelta a casa después de haber despilfarrado todas sus pertenencias.

Dios siempre perdona con compasión y ternura. El problema del hijo mayor -recuerda el obispo de Roma- consiste en fundar su relación con el Padre en la pura observancia de los mandamientos, en el sentido del deber. Vivir una religión lejana, hecha de deberes y prohibiciones es un problema que nos puede afectar a todos. Y la consecuencia de esta distancia es la rigidez hacia el prójimo, que ya no se ve a sí mismo como un hermano. De hecho, en la parábola, el hijo mayor no le dice al Padre mi hermano, sino tu hijo. Y al final él mismo corre el riesgo de quedarse fuera de la casa.

En cambio, es necesario celebrar, mostrar cercanía a quienes están en crisis o lejos, ayudándolos así a superar el miedo y el desaliento derivados del recuerdo de sus errores.

Quien se equivocó, a menudo se siente reprochado por su propio corazón; la distancia, la indiferencia y las palabras ásperas no ayudan. Por eso, según el Padre, es necesario ofrecerle una calurosa acogida, que le anime a seguir adelante. 

“¿Y qué hay de nosotros? ¿Buscamos a quien está lejos? ¿Queremos festejar con él? Cuánto bien puede hacer un corazón abierto, una verdadera escucha, una sonrisa transparente; ¡Hacer fiesta, no hacer sentir incómodo!

“Dios no puede perdonar sin celebrar”, explicó el Papa. Y luego, regocijarte porque “quien tiene el corazón en sintonía con Dios, cuando ve el arrepentimiento de una persona, por muy graves que hayan sido sus errores, se regocija. No se mantiene firme en los errores, no señala con el dedo el mal, sino que se regocija en el bien, porque el bien del otro también es el mío”.+