Viernes 15 de noviembre de 2024

Agradecimiento de Mons. García Cuerva a la comunidad diocesana de Río Gallegos

  • 26 de mayo, 2023
  • Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
El recién electo arzobispo porteño les agradece haber encarnado "la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los más alejados" y les pide que no se dejen paralizar por "la fiaca espiritual".
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El arzobispo de Buenos Aires recién electo, monseñor Jorge García Cuerva, escribió una carta con el título “Las lágrimas son parte del abrazo”, en la que le comunica su nuevo destino pastoral y le agradece a la comunidad diocesana de Río Gallegos, donde –afirma- aprendió a ser “obispo junto al pueblo, soñando juntos un Iglesia 'hospital de campaña', como nos dice el Papa”.

“Gracias porque nos animamos a los cambios, dejamos que el Señor nos despierte, que ‘nos pegue’, en palabras de Francisco, un sacudón en nuestra modorra y nos libere de la inercia y del ‘siempre se hizo así’”, expresa.

“Gracias, porque ni el clima nos frenó, y pudimos encarnar la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los que no están, de los más alejados. Nos fuimos involucrando de lleno en la realidad, acompañando a los que sufren, porque Cáritas somos todos; y celebramos la vida con alegría y pasión, a pesar de tantas dificultades”, sostiene.

Monseñor García Cueva les pide en su mensaje que “mantengan siempre viva esa alegría y las ganas de compartir la Buena Noticia del Evangelio con todos, sin excluir a nadie”, y también: “Sigan soñando, no se dejen paralizar ni por el miedo ni por ‘la fiaca espiritual’; Jesús camina con nosotros y, como nos dijo en el Evangelio de la misa del domingo pasado: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’”.

Texto de la carta
Queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Río Gallegos:

El Santo Padre Francisco me ha designado arzobispo de Buenos Aires.

Seguramente en días sucesivos podremos ir compartiendo los sentimientos que van surgiendo en nuestros corazones ante esta nueva misión que me confía la Iglesia, pero con la certeza de escuchar profundamente la voz del Señor que nos dice: “No tengan miedo” (Mt 17, 7)

Pero hoy, en este mensaje, quiero darles gracias: gracias porque aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos una Iglesia hospital de campaña, como nos dice el Papa: “La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, al que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se pueden curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.”

Gracias porque nos animamos a los cambios, dejamos que el Señor nos despierte, que “nos pegue”, en palabras de Francisco, un sacudón en nuestra modorra y nos libere de la inercia y del “siempre se hizo así”

Gracias, porque ni el clima nos frenó, y pudimos encarnar la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los que no están, de los más alejados. Nos fuimos involucrando de lleno en la realidad, acompañando a los que sufren, porque Cáritas somos todos; y celebramos la vida con alegría y pasión, a pesar de tantas dificultades.

Les pido que mantengan siempre viva esa alegría y las ganas de compartir la Buena Noticia del Evangelio con todos, sin excluir a nadie.

Y sigan soñando, no se dejen paralizar ni por el miedo ni por “la fiaca espiritual”; Jesús camina con nosotros y, como nos dijo en el Evangelio de la misa del domingo pasado: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20)

Durante este tiempo, hasta mediados de julio, nos iremos encontrando para agradecer juntos todos estos años compartidos.

Dios los bendiga mucho y María Auxiliadora, a quien celebramos el jueves pasado, nos siga cuidando.

Los quiero mucho.+