En el primer discurso oficial de su visita de ocho horas a Luxemburgo, Francisco pidió una resolución política de los conflictos y denunció el resurgimiento del nacionalismo y las guerras.
Francisco pidió fraternidad entre todas las orillas del Mediterráneo, y agregó: "Esta es la mejor respuesta que podemos dar a los conflictos mortales y a la indiferencia".
El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas lamentó que el racismo siga siendo noticia, a pesar de los aparentes avances.
Francisco envió un telegrama de condolencias al nuncio apostólico en Grecia, luego de lo que puede ser una de las peores tragedias migratorias en aguas del Mediterráneo.