Algunos integrantes del Episcopado mexicano sostuvieron una reunión con la presidenta del país, a quien le manifestaron su "profunda preocupación" por la violencia que afecta al territorio.
Francisco imploró "voluntad política para abordarlo como un problema global" y llamó a no olvidar a las víctimas. Pidió también colaboración entre los Estados para ayudar a construir un mundo mejor.