“Poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús:
la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.”
(Del Apóstol Pablo en Hechos 20, 24)
Mis queridos hermanos y hermanas,
¡Feliz día del Catequista! Doy gracias a Dios por la vocación y la misión que Uds. han recibido del Señor para hacerlo presente con entusiasmo y fidelidad. En este tiempo tan intenso y vivo de la Iglesia, el Papa Francisco quiso subrayar la importancia de la misión del catequista instituyéndolo como ministerio, en la Carta apostólica Antiquum ministerium.
“El Espíritu llama también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana. Es tarea de los Pastores apoyar este itinerario y enriquecer la vida de la comunidad cristiana con el reconocimiento de ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante «la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico»(EG 102)” (Francisco, Antiquum Ministerium, n. 5)
Llamado por el Señor, el catequista crece y madura su fe en comunidad, vibra con sus alegrías y esperanzas, comparte solidariamente sus bienes y dones en las necesidades de los hermanos, y sabe ser testigo de esperanza en medio de los dolores y las tristezas que abaten muchas veces los horizontes y los sueños de las familias y los jóvenes. En la participación en la celebración eucarística, alimenta y fortalece su comunión para la misión.
En las visitas pastorales a las parroquias, he visto la entrega generosa de tantos catequistas que se sobreponen a las limitaciones materiales, con gran creatividad didáctica, alegría y fidelidad en el desempeño de su misión. Es muy auspicioso ver en numerosas comunidades que nuevos catequistas, muchos de ellos jóvenes, se incorporan a esta misión, cooperando con otros catequistas más experimentados que saben darles el espacio y contenerlos en las primeras dificultades que suelen desalentar. ¡Gracias queridos catequistas!
La Junta Arquidiocesana de Catequesis ha presentado la actualización del plan de formación inicial de los catequistas, procurando incluir todas las dimensiones y desafíos que afronta la Iglesia en su labor evangelizadora. Pero bien sabemos que la formación inicial es sólo una parte de un largo itinerario de servicio que nos pide fortalecer aquella preparación recibida, inclusive a través de los aportes de otros institutos de formación pastoral de la arquidiócesis. Como obispo, los aliento a profundizar su formación permanente, así como a testimoniar concretamente la comunión eclesial, interactuando con todos los agentes de pastoral de sus parroquias y comunidades. En este tiempo de discernimiento sinodal de toda la Iglesia, todas las voces son imprescindibles para acrecentar nuestra fraternidad misionera.
Los abrazo y bendigo en Jesús, Divino Maestro, muy unidos a nuestra Madre del Rosario, la primera catequista, la que siempre acompañó la oración de los discípulos.
Mendoza, 21 de agosto de 2022
Mons. Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza