Queridos peregrinos de esta 50º Peregrinación al Santuario de Ceferino en Chimpay. Mi saludo quiere ser portador de la esperanza y de la paz que nos vienen del Señor.
Ciertamente este año nuestra fiesta con Ceferino Namuncurá será muy distinta a años anteriores. No dudo que extrañaremos esa vivencia de Pueblo de Dios: pueblo que se encuentra, pueblo que camina, pueblo que ora, pueblo que celebra, pueblo que comparte, pueblo que hace memoria y escucha, pueblo que se toma un descanso en el camino, pueblo que renueva su amor a Dios, a la vida y a la familia.
Pero Ceferino nos invita allí donde estemos a no privarnos de todas estas vivencias. Estar impedidos en vivir esta experiencia de Pueblo de Dios en Chimpay no nos debe impedir seguir creciendo como Pueblo de Dios. Esa familiaridad que compartimos con Ceferino permite que él nos contagie lo que vivió y nos entusiasma a vivirlo entre nosotros. No peregrinamos a Chimpay, pero sí seguimos optando por ser pueblo !!!
Ceferino vivió muchos momentos de su vida, la experiencia del distanciamiento y lejanía de sus seres y lugares queridos. Pero esas distancias nunca lo llevaron al olvido, ni encierro y aislamiento egoísta. Sus cartas “venidas desde lejos” manifiestan siempre que nadie ni nada podía quitar de su mente y de su corazón “su gente”, “su tierra”. En la última carta que poseemos (21 de abril de 1905, desde Roma) escribiendo a su papá dice: “saludos recuerdos a todos. Mil besos y abrazos. Querido papá os pido su paternal bendición y créame que su afectísimo hijo desea abrazarlo”. Ceferino impedido de estar con los suyos siempre nunca deja de ser para los suyos, y por eso las distancias ya no existen. Siempre que se da la oportunidad manifiesta su alegría y compromiso por su gente, su tierra y todo lo que emprende y hace es por ellos, volver pronto hacia ellos y “ser útil”. Es así que Ceferino nos enseña que lo esencial para ser pueblo es buscar ser siempre “útiles”, “ser para los demás” como nos señala el lema de esta peregrinación 2020.
Vivir la fiesta de Ceferino, en este contexto especial de pandemia que impide el viajar, el estar, el compartir en Chimpay, ….. es una invitación entonces a ir a lo esencial que nos hace pueblo. Y así siguiendo las huellas de Ceferino, que son las huellas que primero anduvo Jesús, optemos por romper las soledades fruto de vivir en el egoísmo y desesperanza, vayamos más allá buscando “ser para los demás”, valoremos a toda persona, aprendamos a escuchar al otro, brindemos sin mezquindad lo que somos y tenemos, adelantémonos con el diálogo y el perdón. En nuestras casas, en nuestras comunidades, ciudades, pueblos y parajes del campo seremos los peregrinos de la peregrinación 50º a Ceferino de Chimpay si recorremos este camino que nos consolida como Pueblo.
La Virgencita María que como madre acompañó a Ceferino en “sus soledades y asilamientos” nos acompaña también a nosotros y renueva nuestro ánimo, no lo dudemos !!!. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos bendice.
Mons. Esteban María Laxague SDB, obispo de Viedma