Queridos hermanos:
A poco de comenzar la Cuaresma, el Papa Francisco nos regala su tradicional Mensaje para animarnos a vivir este importante tiempo litúrgico, en toda su intensidad y significación en el camino hacia la Pascua. En este caso, con su título “Ascesis cuaresmal, itinerario sinodal”, nos invita a transitarlo de manera personal para crecer y vivir en fidelidad al Evangelio y también en clave comunitaria, para revisar nuestras opciones y modos de ser Iglesia del Señor.
“La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. “(Francisco, Mensaje)
El Mensaje del Papa toma como referencia el Evangelio de la Transfiguración. El espíritu de recogimiento propio de la Cuaresma alcanza al camino sinodal iniciado y tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Para que esa transformación se dé según la propuesta de Jesús y concretada por la gracia pascual, el Papa propone prestar atención a dos expresiones bíblicas, del Padre y del Hijo, que orientan nuestra Cuaresma. “Escúchenlo” y “levántense y no tengan miedo”.
La escucha del Señor, así como la disposición a salir a su encuentro en la Pascua, sin miedos ni aislamientos, signan este tiempo tan rico y tan vital de nuestra experiencia de fe. Escuchar al Señor que nos indica caminos y nos propone el horizonte de nuestras vidas, nos pide también a dejar de lado cuanto retarda nuestro crecimiento en la fe o nos deja en la comodidad de los propios logros humanos, lejos de los desafíos que estamos llamados a vivir como discípulos y la confianza en Él, como Señor y Maestro.
El tiempo de preparación al Sínodo ha requerido a la comunidad eclesial, una etapa de escucha de la voz de Dios a través de su Palabra, de los signos de los tiempos, y de las voces de tantos hermanos y hermanas, enriquecida por el precedente de la Asamblea eclesial latinoamericana, moldeada en el clima de la pandemia y la larga pospandemia. Y también un tiempo de escucha de personas y comunidades, de instituciones y organismos diocesanos.
Las síntesis diocesanas y nacionales confluyeron en un documento de trabajo llamado DEC (Documento para la etapa continental), base de la reflexión de estos próximos meses. “(…) el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.” (Del Mensaje).
En nuestra Arquidiócesis, el camino de reflexión sinodal iniciado en marzo de 2019, con sus raíces en la reflexión y planificación pastoral de etapas precedentes, continuó con sus limitaciones naturales en los duros tiempos de pandemia y pospandemia (2020-2021), y nos ha ayudado a constituir los equipos decanales de animación pastoral y el Consejo arquidiocesano de Pastoral que están actuando muy positivamente en vistas al fortalecimiento del camino pastoral diocesano en los próximos años.
La meta es el encuentro con el Señor. Por eso caminamos juntos y buscamos discernir los modos de llegar y fortalecer la convicción que alienta nuestro andar. “Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.” (Del Mensaje)
Por eso, al comenzar el año pastoral, celebraremos como familia diocesana la Jornada Juntos Caminamos en el colegio Nuestra Señora de la Misericordia el sábado 18 de marzo en horas de la mañana. En ella acogeremos la propuesta pastoral diocesana 2023-24, a partir de los trabajos precedentes ya indicados, de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y la etapa diocesana y nacional del Sínodo sobre Sinodalidad. Interpelados por el DEC, seremos enviados a “ensanchar el espacio de la tienda” de nuestras comunidades eclesiales, movimientos e instituciones.
A los modos tradicionales de transitar la ascesis cuaresmal, principalmente la oración, el ayuno y la limosna, añadamos nuestra participación activa y consciente en los próximos encuentros que tengamos en los consejos pastorales, en las parroquias y comunidades y en la Jornada Juntos Caminamos, en vistas a fortalecer nuestro discernimiento eclesial.
Encomiendo a todos la oración por la fecundidad de la etapa continental del Sínodo, para el cono Sur, que tendrá lugar en Brasilia desde el 6 al 10 de marzo. Esa reflexión, a partir del intercambio presencial de delegaciones de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, será la oportunidad para fortalecer el camino eclesial recorrido y profundizar en el discernimiento de la identidad sinodal de la Iglesia.
Que el Señor nos regale una Cuaresma llena de luz y de exigencias para nuestro caminar creyente; que tengamos el valor de superar el individualismo de nuestras experiencias de fe para abrirnos cada vez más al compartir comunitario.
Los abrazo y bendigo en Jesús el buen Pastor y su Madre Santísima del Rosario.
Mons. Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza
En Mendoza, el Miércoles de Ceniza de 2023.