Viernes 15 de noviembre de 2024

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Cristo Rey

Reflexión de monseñor Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco, publicada en "La Voz de San Justo" (20 de noviembre de 2022)

“Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».” (Lc 23, 38-44).

Aunque no lo digamos -por temor o vergüenza-, también nosotros le gritamos a Jesús que se baje de la cruz, se salve a sí mismo y, de paso, use su poder para salvarnos a todos. ¿No es esa la naturaleza del poder real, concreto y efectivo? Mostrarse de forma contundente como poder en beneficio propio y, si es necesario, humillando a quien se opone. 

Sin embargo, desde el inicio de su misión hasta la cumbre del Calvario, Jesús sigue otro camino: el que ha aprendido en el hogar trinitario desde el que ha venido a nosotros. El verdadero poder es el despojo de sí, el don de la vida, el amor revestido de humildad y mansedumbre, también de perdón para los verdugos. 

Así Jesús es rey. Como solo Dios puede serlo: crucificado entre dos malhechores. Un Dios humilde, humillado por la arrogancia humana.

“Nos quedamos en silencio ante tu cruz, Señor Jesús. Solo nos atrevemos a hacer como el buen ladrón que te suplicó, llamándote por el nombre, como hace un amigo: «Jesús, acordate de nosotros…». Hoy queremos ser como él: conscientes de nuestra verdad, sin ocultar lo que somos, volvernos a Vos y confesarte Señor y Rey de nuestras vidas. Amén”. 

Mons. Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco