Viernes 15 de noviembre de 2024

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Peregrinación a Luján 2022

Desgrabación de la homilía del cardenal Mario Poli arzobispo de Buenos Aires en la misa frente al Santuario de Nuestra Señora de Luján, en el marco de la 48º Peregrinación Juvenil a Pie a Luján (Plaza Belgrano, 2 de octubre de 2022)

Todo comenzó al pie de la cruz cuando Jesús, por todos nosotros, se ofrecía en ese sacrificio de amar hasta el extremo, como dice San Juan: por todos nosotros. Y en el desborde de su amor nos entregó a su Madre. Todo comenzó ahí al pie de la cruz.

Ya escucharon el nombre de María y de algunas mujeres. Ahí estaban sus nombres. Pero el discípulo amado no tiene nombre. Acaso el evangelista San Juan no puso el nombre del discípulo porque nos representa a cada uno de nosotros.

A María le dice: ahí tienes a tu hijo, a tu hija. Y al discípulo le dice: ahí tienes a tu Madre. Y desde ese momento, el discípulo se la llevó a su casa, a sus cosas, a su vida.

Esto es lo que hicieron ustedes con la peregrinación. La mejor oración que tiene la iglesia peregrina.

Este acto de amor inmenso a la Madre de Dios es una oración magnífica que la iglesia se enorgullece de tener a sus hijos peregrinos porque es lo que más nos identifica con la vida que Dios nos dio. Nuestra vida es peregrina.

Qué lindo que han hecho este acto de amor a María y a Cristo repitiendo esto que escuchamos en el evangelio de San Juan: ahí tienes a tu Madre.

Y cada uno de ustedes y todos los peregrinos que ya llegaron ayer, esta madrugada y hoy durante el día, escucharon también la voz, la voz de la Virgen.

Y qué lindo sentirnos en el camino como hermanos como un pueblo peregrino, un pueblo fraterno, solidario. Cómo nos gustaría que esta fuerza fraterna se proyecte sobre toda la Argentina para que nos sintamos más hermanos.

Que el Señor les conceda a todos ustedes las gracias materiales y espirituales que necesitan, no ya para peregrinar de vuelta, sino para la peregrinación de la vida, para el camino de cada uno de ustedes, de sus familias.

Cada vez que nosotros venimos al santuario no nos vamos de la misma manera. Hay una gracia que la Virgen le pide a Jesús para cada uno de nosotros para cambiar lo que tenemos que cambiar, para darnos las fuerzas, para no bajar los brazos, para volver la mirada hacia el bautismo y esos regalos tan hermosos que nos dio en ese momento: la fe, la esperanza y la caridad.

Peregrinos, peregrinas: la iglesia es Madre, tiene el rostro de María. La iglesia siente que sus hijos caminan hacia Cristo.

Que el Señor los bendiga, bendiga a todas sus familias, bendiga también todo lo que realizan de bueno y van sembrando en el camino de la vida.

Que este día tan lindo que nos ha tocado ayer y hoy quede en nuestro corazón.

Que se repita en cada eucaristía este sentimiento de amor a la Virgen y de amor a Cristo.

Que cada domingo nos encontremos con los hermanos también en cada eucaristía.

El Papa nos recordaba algo muy lindo en una carta hace poquito: nosotros pensamos que cuando vamos a misa depende de nuestras ganas o no ganas. Y en realidad el Papa nos dice: en cada eucaristía es Cristo que desea ardientemente encontrarnos con cada uno de nosotros.

Él es el que sigue entregando a su Madre, a su Mamá, para que seamos felices, para que nos sintamos sus hijos.

Él sigue deseando encontrarnos para darnos su palabra, su cuerpo y su sangre. Y esa es la invitación a la cual no podemos decir que no.

Él es el que se entrega y Él es el que desea en su corazón encontrarnos de vuelta, cara a cara.

El Señor nos conceda encontrarnos en cada eucaristía durante todo el año y que nos dé la gracia de encontrarnos el año que viene de vuelta.

Que el Señor nos conceda siempre visitar a su Mamá para pedirle lo que necesitamos para seguir caminando.

Que el Señor los bendiga a todos, peregrinos, peregrinas.

¡¡Viva la Virgen!!

Card. Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires