Viernes 15 de noviembre de 2024

Documentos


Peregrinación a Itatí

Homilía de monseñor Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, en la Peregrinación a Juvenil de la Región Nordeste Argentino a Itatí (18 de septiembre de 2022)

Muy querido Mons. Andrés, arzobispo de Corrientes. Queridos hermanos obispos, sacerdotes. Queridos religiosos y religiosas, seminaristas, fieles; saludo a todos Uds.

Muy queridos jóvenes. Con sacrificio han llegado a este Santuario; bien cansados pero llenos de alegría asisten ahora a esta Santa Misa. ¿Quién los empujó a venir? Evidentemente fue Nuestro Señor Jesucristo; quiere que le muestren a la Santísima Virgen María, una vez más, todo el amor que le tienen. Muchos ofrecieron el esfuerzo de la larga caminata. Emociona ver a miles avanzando por la ruta, llegar agotados al Santuario, rengueando, y arrodillarse, conmovidos, delante de la imagen de nuestra Tierna Madre de Itatí. ¡Cómo no va a recompensar la Virgen tanto cariño de todos!

¿Por qué vinieron? Cada uno sintió que Cristo le hablaba al corazón: Acércate a mi Madre que es también tú Madre; regálale el esfuerzo de ir a Itatí, de caminar, Ella se ocupa todo el tiempo de vos. Ella conoce tus sufrimientos, tus inseguridades, tus miedos, abandónate en sus brazos. Confiá en María, te quiere como sos; te ayuda a crecer en todo lo bueno, a superar tantos desafías que no faltan en la vida, y quiere que la tuya -tu vida- sea una aventura por todo lo alto.

Las madres se ponen tristes cuando ven a un hijo ir por mal camino, hacen lo imposible para encaminarlos bien. ¿Hará menos la Virgen para que vayamos por el mejor de los caminos en esta vida y alcancemos el Cielo? El Papa Francisco habló hace unos años de distintos riesgos que corremos. Habló de la pobreza material que puede afectar mucho. Pedimos en esta Santa Misa, por intercesión de la Virgen, que no falte el trabajo, ni lo que necesitamos para llevar una vida digna, para sostener una familia; que se acaben tantas angustias económicas que quitan la paz en un hogar.

Pero el Papa también mencionó otras formas de pobreza, otros riesgos graves a tener en cuenta. Uno es el de la pobreza moral. Consiste en convertirse en esclavos de vicios como el alcohol, la droga, la pornografía, la violencia. A veces se escucha decir: este muchacho, esta chica, no tiene moral, va por mal camino. ¿Qué le pasa? Considera normales comportamientos malos, que corrompen, que son pecados: mentir, calumniar, una sexualidad egoísta y desordenada, y tantas otras miserias morales.

La Virgen no es indiferente ante un hijo que se deja corromper. Escuchá su dulce voz, materna; te quiere feliz, capaz de amar, transmisor de la riqueza de tu vida sana, buena.

También se refirió el Papa a otro riesgo, el de la pobreza espiritual. ¿Quién la sufre? Quien se aleja de Dios y no siente necesidad de su amor de Padre. Es pobre, muy pobre; se olvida de Cristo que está siempre alargando su mano para ayudarnos, para perdonar los pecados, para transformar nuestra vida, hacerla muy buena.

La Virgen nos quiere muy ricos a los ojos de Dios. Esa riqueza nos la regala Dios, pero cuenta con que estemos deseosos de tenerla, y que lo demostremos con el esfuerzo que podamos poner para acercarnos más a Dios, y para alejarnos de lo que no es de Dios. Lesvcostó esta peregrinación, pero caminaron con entusiasmo, con esfuerzo, deseosos de alcanzar la meta de llegar hasta la Virgen. Igual sucede en la Vida, tenemos que desear la meta alta que Dios quiere para cada uno, y caminar con María. Confiá en María, está a tu lado; no te desanimes por tus fragilidades, por tus debilidades y caídas. Ella te sostiene, Ella te levanta como las madres alzan a un nenito que se cayó porque está aprendiendo a caminar; Ella te lleva a Jesús que tiene los remedios y el alimento que necesitás, no te sientas nunca derrotado sino muy amado por Dios.

Queridos jóvenes: Dios cuenta con cada uno de Uds., quiere que contagien a otros la riqueza espiritual del amor a Dios y a la Virgen que llevan en su corazón, tantos valores buenos que lucen en sus vidas. Cuenta con Uds. para que metan todo ese bien en las familias, para que sean felices y se superen tantos sufrimientos, tantas crisis. Quiere Dios que sean protagonistas de un mundo más justo, de el mundo que soñó Dios, lleno de justicia, lleno de amor. Por eso anímate a crecer en todo lo bueno que Dios quiere de vos, siempre con María.

Donde estés podés influir y mucho, siendo como un foco de luz con el que Dios cuenta para que mejore ese pedacito de mundo que a vos te toca. Ser jóvenes es sinónimo de tener ilusiones grandes; déjate transformar por Dios, siempre con María.

Dios nunca abandona. Hemos recibido la vida de Dios en el Bautismo, nos perdona en la Confesión. Y tenemos esta lluvia de ayuda de Dios que es la Eucaristía; Cristo mismo se hará presente dentro de un momento, escondido en la Hostia consagrada. ¡Cuánto bien les hará ser muy amigos de la Misa!

Dios escucha nuestra oración. Contale, cada día, tus alegrías, tus penas, tus necesidades. Dios no es sordo; el problema lo tenemos nosotros cuando no levantamos hacia Él nuestro corazón por estar dispersos o distraídos en tantas cosas, o nos olvidamos de que el Señor está a nuestro lado.

Cristo que nos quiere tanto nos dice: Ahí tenés a tu Madre, la Virgen. No te olvides de rezarle, del Rosario, de mirar con cariño alguna imagen, de pensar mucho en Ella. No hay dificultad que no se pueda superar con María.

En un libro, leí hace años que una santa le pedía un milagro a la Virgen y le decía: te lo pido por tu único Hijo, se refería a Jesucristo. Insistía una vez y otra diciendo lo mismo. Y le llegó la respuesta de la Virgen: te equivocas hija, no es mi único Hijo, es el primogénito.

Sos su hijo, somos sus hijos. Le pedimos que esta peregrinación sea no sólo un momento muy feliz en el año, sino un recomenzar con María un año distinto Enel que nos llenemos de la riqueza que nos quiere dar Dios.

Me pongo en tus manos Madre, guíame para que siempre haga la Voluntad de Dios. Sos la causa de mi alegría, de mi paz, de todo. No desoigas nuestras súplicas, Madre, libranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Que así sea.

Mons. Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz