Recordó que el Niño Dios "no viene de prepo, ni haciéndose lugar a los codazos. Él se ofrece", y agregó: "Solo hace falta estirar los brazos".
En un videomensaje, el arzobispo de Buenos Aires anima a preparar entre todos una mesa donde nadie quede afuera, "para que también renazcan entre nosotros el amor, la justicia y la paz".
En la bendición del nacimiento del Parque de la Navidad de la Ciudad, el arzobispo porteño recordó la sacralidad del pesebre, símbolo del amor de Dios que "nos hace familia grande".
En su mensaje de Navidad, el obispo de San Francisco anima a "que tu corazón sea pesebre, altar y mesa para que María ponga allí al Niño Dios. Y que sea también pesebre, altar y mesa para los demás".