Viernes 15 de noviembre de 2024

Sobre trabajo, planes y deuda externa opinó Mons. Aguer

  • 10 de octubre, 2018
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su habitual reflexión en el programa televisivo Claves para un Mundo Mejor, el arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, expresó su preocupación por el problema de la falta de trabajo genuino y porque estima que "el país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos".
Doná a AICA.org
En su habitual reflexión en el programa televisivo Claves para un Mundo Mejor, el arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, expresó su preocupación por el problema de la falta de trabajo genuino y porque estima que "el país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos".

Falta de trabajo
"Una de las urgencia más graves de la Argentina de hoy en el orden económico y social, en mi opinión -comenzó diciendo el prelado-, es la necesidad de crear trabajo genuino. En definitiva es el problema del trabajo porque hay mucha gente desocupada, muchísima gente desocupada y entre los jóvenes principalmente. El acceso al mundo laboral de los jóvenes es algo muy complicado y no ha mejorado mucho eso que yo sepa".

"Hay otra cuestión que se añade, y es la problemática de personas que ya tienen 45 o 50 años y que por alguna razón han debido dejar su trabajo o han sido despedidas y quieren reinsertarse al mundo laboral. Observo que es prácticamente imposible. Allí se da una especie de contradicción porque por un lado hay miles de jóvenes que no consiguen trabajo y por otro lado en algunas tomas de empleo se privilegia a los jóvenes y se descarta a los mayores de 45 o 50 años que tienen una buena experiencia laboral incluso avalada por títulos valiosos. Esto muestra que hay algo que no se está resolviendo todavía y creo que es fundamental porque lo principal es que la gente pueda vivir de su trabajo, de un trabajo verdadero, que no viva de limosna o de planes como ha pasado en los últimos 10 o 15 años sino que pueda vivir realmente de su trabajo. Además eso es lo que aporta al desarrollo nacional, al cimiento verdadero del país".

Vertiginoso endeudamiento
Después el arzobispo emérito habló del endeudamiento del país. "Algo que yo asocio con esto y que veo también con mucha preocupación es la toma de deuda. El país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos", expresó.

"Reconozco que no soy un experto en estas cosas y sé que hay expertos que con autoridad pueden llegar a discutir esta opinión. Yo miro el hecho desde la Doctrina Social de la Iglesia y, además, con una experiencia personal, porque ya hubo una crisis anterior con el tema de la deuda externa y yo intervine personalmente ya siendo obispo. Recuerdo una famosa audiencia en el Congreso de la Nación, estaba el doctor Eduardo Duhalde y el diputado Mario Cafiero. Hubo una crisis grave de la deuda con lo que se llama genéricamente deuda externa. También escribí sobre eso porque en la Doctrina Social de la Iglesia aparece claramente esta problemática".

"Ahora veo -agregó- que el país toma deuda y toma deuda. Probablemente me dirán que son inversiones importantes, inversiones productivas porque supongo que no se tomará deuda para pagar gastos corrientes porque si así fuera estaríamos fritos ya de entrada. Pero aun así uno se pregunta cuándo y quién va a pagar esa deuda. No avalo la teoría de que hay que vivir con lo nuestro y ese no es asunto mío, pero me preocupa el qué va a pasar porque tenemos una experiencia muy traumática".

A este respecto monseñor Aguer trajo a colación "el famoso préstamo de la Baring Brothers que en 1821 lo tomó Rivadavia y creo que lo terminó de pagar en el siglo XX el Presidente Figueroa Alcorta. Por eso me pregunto: ¿Quién va a pagar esto? ¿Cómo? ¿Se podrá pagar verdaderamente? Dejo estos interrogantes porque en la Doctrina Social de la Iglesia se alerta sobre la cuestión de la deuda internacional".

"Creo -opinó- que habría que clarificar de quién se toma deuda, en qué condiciones y si esas condiciones no son usurarias, y sobre todo para qué se va a usar ese dinero y esto es lo fundamental porque de lo contrario vamos a repetir experiencias y, desgraciadamente, nuestro país, que está hecho para cosas más grandes, ha repetido experiencias negativas por ciclos".

"¿Y quién paga los platos rotos? Lamentablemente los pagan los más pobres, siempre los pagan los más pobres", concluyó monseñor Aguer.+