Pese a la crisis, Mons. Buenanueva anima a mirar el futuro con esperanza
- 15 de abril, 2024
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco recuerda que la economía "no arregla los problemas de fondo", afirma que es hora de la mejor política y reivindica la democracia como sistema.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, escribió una carta pastoral sobre “algunos aspectos del compromiso con el bien común que brotan de la fe cristiana y católica, en esta hora de nuestra patria”.
“Les propongo volver sobre algunos aspectos que brotan de nuestra experiencia pascual, como la refleja el Libro de los Hechos: nuestro aporte como cristianos a la tarea nunca acabada de procurar el bien común y edificar el mejor orden justo posible de la sociedad”, explicó.
“Quisiera iluminar así esta hora que vivimos como argentinos, después de cuarenta años de democracia y transitando una nueva crisis económica y social, habida cuenta del fuerte deseo de cambio que expresó la ciudadanía argentina en las pasadas elecciones, tanto a nivel nacional como también provincial y local”, puntualizó.
Así, hizo hincapié en “el Evangelio, la realidad y la justicia social”.
Al detallar los desafíos de “caminar la democracia”, el prelado reconoció que “no siempre resulta sencillo interpretar el voto mayoritario de los ciudadanos” y puso como ejemplo los resultados de las pasadas elecciones nacionales (en las generales de octubre y en el ballotage de noviembre), en las que “una mayoría consistente hizo una clara opción de cambio político y también de política económica”.
“Se eligió así una opción liberal-libertaria representada por el presidente Javier Milei y las ideas que, con franqueza, fue pregonando en la campaña electoral. Es posible pensar que sus votantes no estén de acuerdo con todo lo que se postuló; sin embargo, es innegable que ese mandato de cambio apuesta por una mayor cuota de libertad en la vida económica y social de nuestro pueblo”, señaló, y completó: “No es extraño: las corrientes liberales han jugado un rol fundamental en el desarrollo de nuestra patria a nivel de su organización política, en materia educativa y desarrollo económico”.
Monseñor Buenanueva estimó necesario reiterar que “la democracia es un sistema mejor, no porque sea más eficiente que algunas formas de autocracia, sino porque se asienta en el fundamento más noble: la dignidad de la persona humana, la cultura de la vida, los derechos y deberes del hombre”.
“Al aporte del catolicismo, se suma hoy la presencia de diversas confesiones religiosas, la mayoría de ellas cristianas, que dinamizan la vida social con diversas iniciativas religiosas, culturales y sociales”, destacó.
La hora de la mejor política
El obispo señaló que “los ajustes que se están llevando adelante, a fin de terminar con el flagelo de la inflación y lograr una economía más sana, pueden ser en buena medida legítimos”.
Sin embargo, agregó: “No podemos negar que están generando mucho sufrimiento en vastos sectores de nuestro pueblo, los jubilados, por ejemplo. Se aprecia en muchos la voluntad de acompañar este proceso con fortaleza ante las dificultades". Y advirtió: "Tampoco podemos dejar de recordar que, políticas similares en otros tiempos, al no mirar con suficiente atención las nuevas distorsiones que producen, pueden ser fuente de nuevas y más hondas frustraciones”.
“La enseñanza social católica promueve los principios de solidaridad y de subsidiariedad que destacan cómo circulan en el cuerpo de la sociedad las ayudas recíprocas entre los ciudadanos y el rol del Estado, que sale al paso de las necesidades concretas. También aquí, los abusos no deslegitiman la asistencia prudencial del Estado, especialmente a los más vulnerables y en situaciones de crisis agudas”, sostuvo.
Asimismo, recordó que “la economía, por sí sola, no arregla los problemas de fondo. Al contrario, dejada a su libre impulso puede agravar el agobio de las familias y de la sociedad. En la raíz de esta postura, hay una comprensión inadecuada, incluso ingenua, de la condición humana, sus límites y fragilidades”.
“Como en todos los momentos críticos y de cambio, esta es hora de la mejor política, como enseña el Papa Francisco: la que busca generar consensos amplios, la que genera fraternidad y no polarización; la que camina la paciencia porque busca conquistar voluntad, convencer más que vencer; la que no se deja tentar por la lógica amigo-enemigo, en cualquiera de sus versiones. La mejor política es sólida en los principios, pero huye del dogmatismo; es realista, porque busca edificar a partir de las condiciones dadas, con las personas concretas, tanto los ciudadanos de a pie como con los hombres y mujeres de la política reales, los mejores y más virtuosos (que los hay y en todos los espacios), pero también con cualquiera que, siempre perfectible, muestre genuino interés por la cosa pública”, citó.
“La mejor política genera las condiciones para que las personas mejoren, en la medida en que la corrupción y las conductas poco éticas encuentran menos espacio para manifestarse. Pero incluso teniendo en cuenta la fragilidad de la condición humana, no se deja paralizar por ella, sino que sabe poner en marcha los procesos virtuosos que, a la larga, son los que mejoran realmente la vida de todos”, prosiguió, amplinado la cita papal.
El objetivo de las reflexiones
Monseñor Buenanueva afirmó que compartió todas esas reflexiones personales y pastorales, inspiradas en la rica enseñanza de la Iglesia, pero también en la experiencia que se acumula como pueblo, esperando que “ayuden a renovar nuestro compromiso con el bien común de nuestra patria Argentina, de Córdoba y de los pueblos donde vivimos y celebramos nuestra fe católica”.
“Nada en nuestra historia tenemos que desdeñar: los pueblos y las sociedades crecen orgánicamente, también por medio de crisis y momentos dolorosos de replanteos profundos. La sabiduría del que gobierna busca integrar lo mejor de la historia y de hacer converger las voluntades detrás de un proyecto común”, subrayó.
“En nuestras casas, en nuestros barrios, pueblos y ciudades, en cada puesto de trabajo, en la gran empresa o en el emprendimiento familiar, en el campo o en la ciudad, en cada uno de esos lugares donde transcurre nuestra vida están los que amamos: las personas, las instituciones, la historia compartida, el fruto del trabajo duro de nuestros mayores y las ilusiones de edificar un país generoso para todos. Por ellos y su futuro luchamos, nos imponemos límites y privaciones”, precisó.
Animados por la fe pascual en Cristo muerto y resucitado, y sostenidos por la promesa de la bienaventuranza, monseñor Buenanueva animó a atreverse a “mirar con esperanza el futuro de nuestra Patria”.
“No nos faltará la fuerza del Espíritu Santo para ser fieles al Evangelio en esta hora y así trabajar por las nuevas generaciones de argentinos con grandeza de alma, paciencia y perseverancia”, pidió, y concluyó: “Si de esperanza se trata, no podemos dejar de invocar a la mujer que supo caminar la espera como nadie: María, la ‘Virgen de la Esperanza’ como hemos aprendido a cantarle. Al Santo Cura Brochero, cordobés, creyente cabal y sacerdote ejemplar, le pedimos que nos enseñe a invocarla como madre, guía y protectora, también para sacrificarnos por el bien común de nuestro pueblo, como él supo hacerlo hasta el don total de su vida”.