Mons. Tissera: El Espíritu Santo 'es el amor de Dios derramado en nuestros corazones'
- 21 de mayo, 2024
- Quilmes (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Quilmes presidió la misa de Pentecostés y recordó que el Espíritu "es tan íntimo a cada uno que se parece a nuestra propia profundidad".
El obispo de Quilmes, monseñor Carlos Tissera, presidió la misa en la solemnidad de Pentecostés el domingo 19 de mayo en la catedral. Concelebraron la Eucaristía sacerdotes y también participaron de la celebración algunos diáconos.
El obispo recordó en la homilía que "se ha dicho que el Espíritu Santo es ‘el gran desconocido’. Precisamente es espíritu, no se ve, no se toca, no tiene un cuerpo. El Espíritu Santo en realidad es ‘el gran implícito’, porque no hay ninguna experiencia cristiana donde Él no esté presente. Es tan íntimo a cada uno que se parece a nuestra propia profundidad. Hasta sin darnos cuenta de su presencia, si aclamamos a Dios Padre lo hacemos movidos por el Espíritu Santo. Del mismo modo, nadie puede decir ‘Jesús es el Señor’ si no estamos movido por el Espíritu.
“El mismo Espíritu -dijo- inspiró a los grandes padres de la Iglesia para explicitar en palabras, inspirados por el Espíritu, lo que es muy difícil explicar y que lo han formulado para nuestra confesión de fe. De Jesús tenemos tantas imágenes y pinturas; imaginamos sus gestos, escuchamos sus palabras y enseñanzas. Pero del Espíritu Santo no tenemos una imagen al modo humano”.
Monseñor Tissera aseguró que “para hablar del Espíritu recurrimos a la simbología, a la poesía, a la música, que nos llevan al umbral del misterio, de lo totalmente otro. Por eso hablamos de una paloma, de un soplo, de viento, de agua, de fuego, símbolos de realidades del alma, de vivencias y experiencias de la vida de fe”.
“Así fue lo que experimentaron los apóstoles en Pentecostés: trueno, viento, lenguas de fuego. Al Espíritu Santo lo vemos en las acciones de los seres humanos, los frutos que Dios espera de nosotros, los discípulos misioneros de Jesús. Pero que también obra más allá de las fronteras de la Iglesia. Todo es fruto de la resurrección de Cristo”, agregó.
Además, recordó que “nuestro primer pastor, monseñor Jorge Novak tenía como lema episcopal: ‘Ven Espíritu Santo’. El Espíritu Santo forjó en él el hombre y el pastor que fue para nosotros. ¡Qué bella obra se mandó el Espíritu Santo! En la vida del obispo Jorge palpamos y vemos quién es el Espíritu Santo. Es el amor de Dios derramado en nuestros corazones.
“En esta catedral, me dirijo a ustedes y a todos los fieles de la diócesis en este Pentecostés. Sigamos unidos en la plegaría al Espíritu para que pronto tengamos nuevas noticias para este Camino Sinodal Diocesano. Que la Virgen María, la llena del Espíritu Santo, nos acompañe a caminar en la esperanza”, finalizó.+