Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Scozzina: En Cuaresma, pidamos la gracia de "cargar con el pecado del hermano"

  • 7 de marzo, 2022
  • San Ramón de la Nueva Orán (Salta) (AICA)
Con ocasión del tiempo de Cuaresma, el obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina OFM, dio a conocer un mensaje para el pueblo de Dios.
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Con el título “Lleven las cargas unos a otros, y así cumplirán la Ley de Cristo”, el obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina OFM, se dirigió a los fieles con un mensaje de Cuaresma.

En el comienzo de su carta, el prelado deseó que "la paz y la alegría del Señor los consuele y fortalezca, que el Espíritu del Señor nos anime a realizar el itinerario espiritual que cada uno y cada comunidad está llamado a vivir en este tiempo de Cuaresma".

Citando el mensaje de Cuaresma del papa Francisco, recordó que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día». Por tanto, llamó a pedir a Dios "la paciente constancia del agricultor para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro".

"Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se encuentre perdido, engañado por las seducciones del maligno, que no tarde en volver a Él, que «es rico en perdón». En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien”, exhortó, en palabras del Santo Padre.

"El Señor viene a nuestro encuentro en cada acontecimiento y en cada realidad personal y comunitaria; en el tiempo cuaresmal nos invita a reconocernos inmersos en nuestras realidades de fragilidad y de pecado para aceptar el llamado a la conversión personal y comunitaria. Sí, cada uno dando pasos a una más plena comunión con el Señor y con los hermanos", animó.

Casa y escuela de comunión
Monseñor Scozzina recordó que estamos todos invitados "a hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo".

Espiritualidad de comunión, explicó, "significa capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «uno que me pertenece», para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad".

Y agregó: "Es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un «don para mí». En fin, espiritualidad de comunión es saber «dar espacio» al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan y engendran competitividad, ganas de estar por encima de los demás, desconfianza y envidias", detalló. "No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento".

Iglesia samaritana
"El peculiar momento de la historia que nos toca vivir, nos dice de muchas maneras, que nuestra Iglesia diocesana necesita con urgencia renovar y fortalecer la capacidad de curar heridas, de brindar calor al corazón de los hermanos, de dar cercanía y acogida, de tener gestos que alivian y confortan", consideró el obispo. "En su permanente salida misionera, la Iglesia está llamada a ser manifestación de la misericordia del Padre. Es la Iglesia samaritana compasiva y misericordiosa con los caídos del camino".

"Vivimos situaciones de mucho dolor y angustia, de vidas humanas que no son consideradas en su dignidad. La falta de reconocimiento de los derechos básicos a la vivienda digna, al trabajo, a la educación y a la salud. La desnutrición crónica en muchas comunidades, la falta de agua y de atención primaria de la salud, reclaman gestos y soluciones concretas para que las distintas instancias del Estado se hagan presente en medio de las periferias y ayuden a confiar en que el bien común es posible y que los últimos son los privilegiados", advirtió.

En ese sentido, llamó a rogar al Señor de la Misericordia "que nos mire con compasión, que abra nuestros corazones, que nos haga más abiertos y solidarios, que nos ayude a superar nuestros egoísmos, nuestra búsqueda de intereses autorreferenciales para que vivamos la vocación bautismal de ser hijos y hermanos".

Testimonio de los Mártires del Zenta
"La presencia de los misioneros del Zenta entre los pueblos originarios, en el contexto de colonización, fue un anuncio de pacificación y promoción de la dignidad de los pueblos y culturas. Fue el anuncio del Evangelio de un Dios que ama infinitamente a cada ser humano y cada pueblo con su propia identidad cultural", aseguró el obispo.

"Los misioneros del Zenta se animaron a incursionar en estas tierras, sin armas, sin ejército que lo secundara, sin el poder de los conquistadores. Inspirados en la vocación de servicio, a una vida de proximidad y de entrega. Ellos nos alientan a vivir hoy, la fraternidad con los hermanos y hermanas, superando las actitudes discriminatorias y sectarias", valoró.

"Ellos son testigos de un camino sinodal donde juntos, laicos, religiosos y sacerdotes anuncian el Evangelio y sirven a sus hermanos compartiendo su vida. Caminar, ir al encuentro, escuchar y caminar juntos. Inspirados por el Espíritu Santo hoy renovamos su entrega generosa y apasionada por la humanidad desechada y atropellada".

Cargar con la fragilidad y pedir perdón
Finalmente, el prelado se refirió a la experiencia de la misericordia del Padre "para con cada uno de nosotros y para con todo el Pueblo peregrino en la Nueva Orán", que "nos motiva a mirar la fragilidad y pecado de nuestros hermanos sin juicio con ternura y misericordia". Por eso, llamó a "pedir la gracia de 'cargar con el pecado del hermano' sin resentimientos ni murmuraciones. Reconocernos en nuestra realidad personal para volver el corazón al encuentro con Jesús crucificado".

"Dejar que Él cure nuestras heridas y nos ayude a dar el perdón y a pedir perdón por el daño a la dignidad y el respeto del otro. Reconocer que muchas veces nuestros vínculos están enfermos y contaminados por el autoritarismo y el abuso de poder. Que el internismo clerical se ha instalado en muchos hermanos y hermanas dañando la comunión eclesial y fraterna generando enfrentamientos que son obra del espíritu del mal", lamentó.

"Hermanos, dejémonos tocar por la cercanía de Dios que en Jesús nos recuerda que 'el que no tenga pecado, que arroje la primera piedra'. Él no nos acusa, sólo nos invita a reconocer nuestro pecado y pedir perdón. Todos llamados a experimentar la misericordia y el perdón", recordó.

"Que el camino cuaresmal nos aliente a seguir confiando en la paciencia que el Padre tiene para con su Pueblo y nos permita experimentar la alegría pascual", anheló monseñor Scozzina, con fraterno afecto en Cristo.

El mensaje fue dado a conocer el 25 de febrero de 2022.+