Mons. Olivera en la fiesta de la Merced: "Mirar nuestra vida y dejar liberar las esclavitudes"
- 27 de septiembre, 2021
- Córdoba (AICA)
El obispo castrense presidió la misa por la fiesta de la Virgen de la Merced, patrona y generala del Ejército Argentino, en la parroquia del Barrio Aeronáutico, de la ciudad de Córdoba.
El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, presidió la misa por la fiesta de la Virgen de la Merced, patrona y generala del Ejército Argentino, en la parroquia de Nuestra Señora de Loreto, en el Barrio Aeronáutico de la FAA (Fuerza Aérea Argentina) de la ciudad de Córdoba, donde aseguró que celebrar es también "un compromiso para nosotros, para que podamos mirar nuestra vida y dejarnos liberar de aquellas esclavitudes que podamos tener".
El templo en la base militar celebró ese mismo 24 de septiembre el 75° aniversario de su inauguración, siendo en aquel momento consagrado a la advocación mariana de Nuestra Señora de la Merced. La iglesia fue inaugurada en un tedeum oficiado por el entonces arzobispo de Córdoba, monseñor Fermín Laffite, y el 4 de octubre de 1984 cambió de advocación. En aquella celebración, se reemplazó la imagen y denominación por la de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la Fuerza Aérea Argentina y la Aviación Civil, por el entonces vicario castrense, monseñor José Miguel Medina.
La Eucaristía presidida por monseñor Olivera fue concelebrada por el capellán mayor de la FAA, presbítero César Tauro; el rector de la catedral castrense Stella Maris, presbítero Diego Pereyra, y los capellanes castrenses Germán Carmona, Gabriel Muñoz, Juan Martínez, Pablo Vilca, Luis Scrinzi, Diego Doto, Julio Monje y Wualberto Morales, asistieron también autoridades de la FAA, personal de la fuerza y fieles castrenses.
En la homilía, monseñor Santiago afirmó que “celebrar 75 años, pone también en la clave evangélica de gratitud de la obra que Dios en estos años ha querido hacer, en esta iglesia la cual en su origen ha tenido el nombre de Nuestra Señora de la Merced, de quien hoy celebramos su fiesta. Y nos unimos a la institución del Ejército Argentino, parte de nuestra querida diócesis que hoy la celebra como patrona, más Ella, Generala del Ejército Argentino”.
“Es una alegría que podamos celebrar aquí, con la presencia de los distintos capellanes de las distintas fuerzas que hacen realidad y presencia, podríamos decir, manifestación, epifanía de la diócesis castrense”, expresó, y agregó: “El servicio del obispo castrense se realiza en el día a día por los capellanes, que son la cara visible de la presencia de la Iglesia que quiere estar cerca de sus hijos, para animarlos a configurarse más con Jesús, clave de la misión y del anuncio del Evangelio”.
Monseñor Olivera dio gracias de poder estar este día, "podríamos decir, jornada histórica, 75 años que nos pone en una mirada hacia atrás, sin lugar a duda para agradecer tantos bienes en estos años recorridos. Pero como todo recuerdo y como toda memoria, para nosotros, es un impulso para el futuro y un compromiso para seguir anunciando el Evangelio presentando estos regalos de Dios”.
Mas adelante, el obispo hizo referencia a la primer lectura, subrayando: “Recién escuchábamos de Salomón, en esa oración tan preciosa, nos hablaba de la presencia de Dios. Pero alababa en el inicio de la lectura, de la fidelidad de la alianza de Dios con su pueblo, y esto es lo que nosotros celebramos hoy y celebramos en cada Eucaristía”.
El obispo castrense expresaba sobre el Evangelio de hoy, “en este relato de la Anunciación y la fidelidad de la Madre, María que ha sido fiel a este difícil proyecto de Dios, a esta su vocación y con prontitud, con rapidez, con docilidad ha expresado, que se cumpla en Ella su Palabra. Que se cumpla este plan de Dios, María responde con fidelidad y nos ayuda la Virgen a poner siempre nuestra mirada en Dios”.
“Quiera Dios que hoy, podamos poner en este título de la Merced, inicio de este templo que cumple 75 años, donde también veneramos a la Virgen de Loreto, pedirle a María que nos ayude a vivir en libertad, que es, lo que nos trae Jesús quien nos redime de toda esclavitud. Hagamos fiesta en el corazón, que podamos experimentar la libertad de los hijos de Dios, porque para eso Cristo murió en la cruz, para eso la Virgen dijo, 'hágase en mí según tu Palabra', para traernos al Redentor, al que nos redime de toda esclavitud, al que nos libera de todo mal”, concluyó.
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