Mons. Macín pidió que esta Cuaresma sea un tiempo de discernimiento diocesano
- 16 de febrero, 2024
- Reconquista (Santa Fe) (AICA)
El obispo de Reconquista propuso vivir este tiempo de Cuaresma "como momento de revisión de las prioridades pastorales, referidas a la familia, los jóvenes y los pobres, desde la oración personal".
El obispo de Reconquista, monseñor Ángel Macín, compartió un mensaje orientado a la comunidad para el tiempo de Cuaresma que acaba de comenzar, un tiempo dedicado también-dijo el prelado- a "revisar la vigencia de nuestras prioridades diocesanas, confirmarlas, modificarlas o cambiarlas, de acuerdo a lo que el Espíritu nos inspire y al discernimiento que podamos hacer juntos”.
“Pienso que, para poder lograrlo, es necesario darnos tiempo, esperar los primeros frutos del sínodo y, sobre todo, orar personal y comunitariamente para alcanzar la claridad necesaria sobre lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia. El año dedicado a la oración se constituye en un contexto adecuado para tal fin”, destacó.
Monseñor Macín aseguró que, “para que la conversión pastoral permanente arraigue en la conversión personal de cada uno, les propongo vivir este tiempo de Cuaresma como primer momento de la revisión de las prioridades pastorales, referidas a la familia, los jóvenes y los pobres, desde la oración personal”.
Así, enumeró con más precisión:
- la familia, con sus diferentes realidades, atendiendo especialmente a los niños y ancianos;
- los jóvenes, especialmente los que están en riesgo y en búsqueda del sentido de sus vidas;
- los pobres, en sus distintos aspectos (material, moral, espiritual, etc.).
“Estas opciones-aseveró- fueron ocupando un lugar en nuestro caminar diocesano, de diversas formas, y marcando nuestras actividades pastorales. Considero que un primer paso que podemos dar es tomar cada una de estas frases y volver a pasarlas por el corazón, a la luz de la Palabra de Dios, y confrontarlas con lo vivido durante este tiempo”.
Entonces-dijo- “los animo a que cada uno pueda rezar por y con su familia. ¿Cómo estamos en familia? ¿Qué cosas me alegran y que cosas me duelen de mi familia, de otras familias? ¿Cuidamos de nuestros niños y de nuestros ancianos? Si soy joven, pedir la luz para revisar mi experiencia de encuentro con el Señor. ¿Es realmente Jesús alguien vivo, que me acompaña en mi camino?”.
Seguidamente, pidió “contemplar también las búsquedas y situaciones difíciles de los jóvenes y preguntarnos qué nos dicen y qué nos reclaman”; y, en cuanto al tema de la pobreza -señaló-, “podemos pensarla como actitud personal, como vivencia de austeridad y despojo, como opción. Más todavía, volver a revisar cuál es nuestra reacción ante Jesús, escondido en aquel que está caído al borde del camino”.
Monseñor Macín mostró además su preocupación por la “formación de los laicos, especialmente respecto de la enseñanza social de la Iglesia en lo que atañe a la libertad, al bien común, a la política, a la propiedad, a la ecología integral; las dificultades para constituir equipos de animación para las áreas sociales de la pastoral; la poca relevancia que le damos, a nivel estructural, al cuidado de la Casa Común; la falta de conciencia y compromiso de todos en el sostenimiento de la Iglesia y las dificultades para encontrar voluntarios que se dediquen a la pastoral orgánica (consejos, equipos diocesanos y aarroquiales, etc.); el rol de la mujer en nuestras comunidades y su participación en la toma de decisiones”, entre otros temas de relevancia.
Además -agregó-, “esta invitación a comenzar la renovación de nuestras prioridades pastorales con un espíritu orante coincide con la convocatoria del Papa Francisco a dedicar este año a la oración, con vistas al jubileo de la Redención 2025”.
Finalmente, pidió que san José, patrono de la diócesis, y María Santísima “nos acompañen con su testimonio e intercesión en este tiempo de oración, penitencia y solidaridad”.+