Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Lozano: Un dicho popular con dual aplicación

  • 2 de agosto, 2020
  • San Juan (AICA)
El arzobispo de San Juan afirmó que la frase "Del dicho al hecho, hay un largo trecho" puede aplicarse como fragilidad e hipocresía, y pidió que distancia entre fe y vida no sea ocasión de escándalo.
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El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, reflexionó sobre la aplicación práctica del dicho popular: “Del dicho al hecho, hay un largo trecho” y consideró que “en muchos casos no se equivoca”.

“Se me ocurren dos maneras bien distintas de aplicarlo en nuestra vida: una, como fragilidad; la otra, como hipocresía”, diferenció.

“Muchas veces expresamos anhelos o deseos que no logramos concretar. Nos queremos apartar de la mentira, pero a veces nos sorprendemos contando cosas que no son ciertas, o justificándonos detrás de algo que es falso. Expresamos que queremos ser generosos y serviciales, y tenemos que luchar para que no se nos escape el egoísmo que llevamos dentro. Decimos, con honestidad, que queremos ser santos, y la vida nos muestra cuán lejos estamos. Al terminar de confesar los pecados rezamos ‘y prometo firmemente no pecar más’, y en cualquier momento más cercano o lejano necesitamos volver a pedir perdón. Somos frágiles”, puntualizó.

El prelado sostuvo que en otras oportunidades “la distancia entre el decir y el hacer es manifestación de hipocresía” y fundamentó: “Podemos sumergirnos en una especie de convivencia cómoda con la mediocridad, aunque guardando las apariencias. Y así nos encontramos siendo solidarios para la foto, o sonriendo en la cara a quien un rato antes hemos criticado por atrás. Incluso llegamos a decir lo que los demás van a aceptar, aunque no sea lo que pensamos”.

“En fin, nos acostumbramos a la falta de una vida coherente, transparente. Estas actitudes son las que desconciertan, generan desconfianza y deterioro de la credibilidad”, advirtió.

El arzobispo sanjuanino aseguró que “estas faltas de coherencia no son propias o exclusivas de sociedades de otras geografías. Pasan entre nosotros, y también en la vida de la Iglesia”, y reconoció: “No estamos exentos de la distancia entre lo que expresamos cuando rezamos y lo que hacemos en concreto”.

“En estos años, para vivir en las comunidades, nos hemos propuesto consignas que nos ayudaron en un itinerario de crecimiento en fidelidad a nuestra identidad. Pero también hemos de reconocer cuánto nos falta”, afirmó.

Monseñor Lozano puso dos ejemplos: “Iglesia en salida, conversión pastoral, cercanía y escucha, opción por los pobres, comprensión y misericordia, desterrar el clericalismo, sinodalidad…  Son caminos que afirmamos con convicción, pero que nos cuesta recorrer”.

“Si no revisamos nuestra vida permanentemente a nivel personal y comunitario nos vamos anquilosando en opciones tan caducas como inservibles”, subrayó.

“Procuremos que la distancia entre la fe y la vida no sea ocasión de escándalo”, concluyó.+