Viernes 3 de enero de 2025

Mons. Lozano: 'La indulgencia es un don que se acoge'

  • 31 de diciembre, 2024
  • San Juan (AICA)
El arzobispo de San Juan de Cuyo presidió la apertura del Año Santo en la fiesta de la Sagrada Familia e instó a acoger el llamado a la conversión y la fiesta, de modo personal y comunitario.
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El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, presidió la apertura del Año Santo en la fiesta de la Sagrada Familia. En su homilía, instó a acoger el llamado a la conversión y la fiesta, de modo personal y comunitario, simultáneamente.

"El Año Santo es ocasión a renovarnos confiados en la misericordia de Dios que siempre (siempre) nos perdona y acoge en su casa. Las parábolas de la Misericordia en el capítulo 15 del Evangelio de San Lucas nos muestran al Pastor que busca hasta encontrar y al Padre que espera hasta que regrese el hijo. En ninguna de las parábolas hay plazos o límites en el perdón y cargar en los hombros. En ambas también se destaca el aspecto comunitario y familiar: devolver al redil y hacer entrar en la casa para la fiesta", planteó.

La esperanza, como la fe, es un don personal y comunitario a la vez, recordó, e instó a compartir la gracia de las indulgencias con los fieles difuntos: "Nuestra oración por los difuntos es expresión de la certeza de la comunión y la convicción de que seguimos caminando juntos. Con ellos podemos compartir los tesoros de gracia de la Misericordia de Dios".

"La gracia de la indulgencia es un don de la Misericordia de Dios; no es un premio que se gana o se merece por el esfuerzo propio. La indulgencia es un don que se acoge, es un don previo a mi virtud", consideró.

A su vez, resaltó que "en el Año Santo estamos llamados a dar testimonio con humildad de ser hijos del Padre Misericordioso, y reproducir sus gestos de ternura y compasión con sus hijos más pequeños, con los pobres y los que sufren".

Por eso estableció que, además de los templos designados, se pueda acoger el don de la Indulgencia peregrinando al encuentro de Cristo en los que Él quiso quedarse.

"La vida cristiana es peregrinación hacia la plenitud, la vida en abundancia.Peregrinar es salir de la casa, desinstalarse. Dejar la comodidad de quien encontró en el equilibrio de la mediocridad una vida sin que le salpiquen los cuestionamientos cotidianos", consideró, y concluyó exhortando: "Seamos peregrinos de esperanza, en la certeza que no seremos defraudados".+

-> Texto completo de la homilía