Mons. Díaz se consagró a la Virgen del Valle antes de ser ordenado obispo
- 10 de agosto, 2021
- San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
La comunidad diocesana de Catamarca despidió con una misa al futuro obispo de Concepción. Los "consejos" de un sacerdote y el agradecimiento a todos por los años de vida y servicio en la diócesis.
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, y el clero local se unió el lunes 9 de agosto a la misa de acción de gracias por el sacerdocio del presbítero José Antonio Díaz, quien deja la diócesis y el próximo jueves recibirá su ordenación episcopal en Concepción (Tucumán).
La misa tuvo lugar en la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle y fue transmitida por las redes sociales del santuario y del obispado.
La homilía estuvo a cargo del presbítero Gustavo Molas, quien se dirigió al “padre Pepe” para ofrecerle algunas reflexiones a modo de consejos: “Como si fueran unas piezas de un rompecabezas que pronto tendrá que ir ordenando, algunas ideas, algunos pensamientos”, señaló.
“Partiendo de una conversación de esas que tenemos los curas, que aparentemente son intrascendentes, hablando con el padre, me decía: ‘Para ser obispo hay que tener vocación de mártir’. No me acuerdo si fue antes o después de que se diera la noticia. Tendría un peso distinto. Pero si se refería al martirio como testificar a Cristo, es lo que Jesús dijo minutos antes de ascender a los Cielos, según san Mateo: ‘He recibido la plenitud del poder, ahora vayan y sean mis testigos en Jerusalén, Judea y hasta los confines de la tierra’. Hoy diríamos en los territorios del sur tucumano, Concepción, ‘sean mis testigos’”, manifestó.
Y continuó: “Obviamente los apóstoles no iban a durar tanto y entonces los obispos son sus sucesores para que el mensaje llegue hasta los confines de la tierra y el confín de la historia, y allí está el testimonio”.
En ese sentido, el sacerdote catamarqueño recordó que “cuando fue el proceso de canonización de san Juan María Vianney, uno de los testigos, un obispo que como muchos otros iba a confesarse con el ‘cura’, allá en el sur de Francia, dijo: ‘Yo pensaba que me iba a dar muchos consejos, me dijo solamente una cosa: ame a sus sacerdotes, quiéralos como colaboradores, como hijos’”.
“Sé paciente. Una paciencia que está siendo puesta a prueba todo el tiempo. Como decía el cardenal (Raúl) Primatesta: ‘Dirigir al clero es como arriar sapos, que saltan para cualquier lado’. Nunca vas a saber con qué te va a salir un cura. Unos por una cosa, otros por otra. Entonces Pepe, lo que se pide es no sólo el amor a Cristo sino, por amor a Cristo, la paciencia que te va a quitar horas de sueño. ¿Qué se espera del obispo? Que sea padre, dar vida, contener, buscar, consolar, corregir, llevar a la plenitud la paternidad”, concluyó.
Para terminar el presbítero Molas le dijo al futuro obispo: “La Virgen te va a acompañar siempre, particularmente cuando estés en la Cruz y mires hacia abajo, la vas a encontrar a la Madre al pie de la Cruz y la vas a encontrar elevando los ojos al cielo en agradecimiento”.
La gratitud del futuro obispo de Concepción
Al final de la celebración, monseñor Díaz recordó su vida en Catamarca, que se extiende desde que tenía 14 años.
Comenzó expresando su gratitud a monseñor Urbanc y a los hermanos sacerdotes por esta celebración: “Recién me estaba dando cuenta de que hace 47 años llegué a la diócesis de Catamarca, si no saqué mal las cuentas”, manifestó e hizo un repaso de esos años en estas tierras.
Habló de cómo lo impactó, siendo casi un niño, la piedad popular. “Yo me quedé en Catamarca porque me enamoré de la Virgen del Valle y todo lo que la Virgen del Valle suscitaba. Quizás primero me fijé en todo lo que suscitaba y después me fui acercando a Ella. Cuando yo me pienso en aquella época, con 14 años llegando a Catamarca, lo primero que recuerdo son las Fiestas de la Virgen”.
“Mi experiencia, mi familia, fue la diócesis de Catamarca, por eso el primer agradecimiento es a Dios y a la diócesis de Catamarca que me acogieron, me acompañaron, me formaron, me corrigieron, y de a poco me fueron enseñando, orientando en la vida”, reconoció.
Habló de la devoción mariana de los tucumanos y de su intención de venir a Catamarca para cada fiesta de la Virgen: “Recen mucho por mí. Ahora que me está sucediendo esto entiendo más al papa Francisco que siempre está diciendo lo mismo”, expresó.
Comprometió su oración por el obispo, los sacerdotes y todo el Pueblo de Dios que peregrina en Catamarca. Y al finalizar la celebración eucarística, se dirigió hacia el Camarín de la Virgen, acompañado por monseñor Urbanc y los presbíteros, donde se consagró una vez más a la Madre Morena, a quien sirvió durante una década en su santuario, y puso en sus manos entreabiertas su ministerio episcopal.+