Mons. Colombo: 'Que nuestro corazón se inflame de amor por un Jesús que vive'
- 26 de abril, 2023
- Mendoza (AICA)
Durante la misa en la capilla de Panquehua, el arzobispo de Mendoza le recordó a un grupo de estudiantes que el "kerigma" es una suerte de resumen de la vida de Jesús para que otros lo conozcan.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa del tercer domingo de Pascua en la capilla Nuestra Señora de la Merced de Panquehua, en el decanato Norte, donde explicó el significado de la palabra “kerigma” ante un grupo de estudiantes de un colegio de la zona, que participó de la celebración eucarística.
“Cuando en el colegio nos mandan para estudiar muchas hojas, uno siempre hace un resumen, para tratar de acordarse de dos o tres palabras, de lo que es el corazón de la lección. Así hizo Pedro con la gente: les presentó en un pequeño resumen de la vida de Jesús”, graficó, y precisó: “A eso se lo llama kerigma; es un resumen de la vida de Jesús”.
“Jesús muerto y resucitado para nuestra salvación: con esas ideas, con esas expresiones, Pedro les fue contando a quienes querían escucharlo lo que había acontecido y cómo, en Jesús, se había cumplido esa promesa que había hecho Dios a su pueblo de mandarles un Salvador que, de verdad, llegara al corazón de ellos”, puntualizó, y agregó: "Además, les cuenta que, a diferencia de David y de los profetas y de tantas personas importantes, este Salvador no está muerto, sino que ha resucitado para nosotros, los cristianos”.
El arzobispo mendocino señaló que “este pequeño resumen de Pedro, que es lo que aprendemos en la catequesis y es lo que nutre nuestra fe cristiana, es lo que le vamos pasando a la generación que sigue”.
“Por eso, los catequistas –destacó- les dan Catequesis a ustedes en la escuela o en la capilla, en la parroquia. Es para conocer el corazón de nuestra fe y para poderlo compartir, y para poder ser nosotros testigos de ese Amor que no ha muerto, un Amor vivo; un Amor que no ha conocido la muerte, sino que solo sabe de vida”.
Al reflexionar sobre el pasaje de los peregrinos de Emaús, que estaban decepcionados porque Jesús no había resucitado como había prometido y descreían de lo que se decía en ese sentido, monseñor Colombo recordó cómo cambiaron de actitud cuando Jesús les repitió las palabras de la Última Cena, según el relato del Evangelio: “En ese momento, se les abrieron los ojos. El bajón, la mala onda, no les había dejado ni siquiera reconocer que estaban caminado con Jesús; pero las palabras de Jesús, esas ganas fuertes de compartir de Jesús superaron ese bajón, esa mala onda, esa amargura, para hacerles notar que Él estaba vivo”.
Dirigiéndose a los estudiantes y a toda la comunidad que seguía la misa, el arzobispo los animó a ser testigos de Jesús “entre nuestros amigos, en la barra del barrio o en el grupo del club, o con nuestros compañeros de colegio”, y contar lo que Jesús hace en nuestro corazón: que nuestra fe no es una fe de muertos; que la fe de la Iglesia no es una fe de amargados, sino que es una fe de vivos, porque Jesús está vivo”.
“Queridos chicos, queridos hermanos y hermanas que siguen esta misa por la televisión: que nuestro corazón ante la Eucaristía se inflame de amor por un Jesús que no está muerto, por un Jesús que vive”, concluyó.+