Mons. Buenanueva: "Desbordar en el bien y en la misericordia para secar las fuentes del mal"

El obispo de San Francisco, en su reflexión dominical, se refirió a la exigencia evangélica de hacer el bien y amar a todos sin excluir a nadie.

Monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco, expresó sus consideraciones acerca del Evangelio del 7º domingo del tiempo ordinario.

Al respecto, hizo alusión a la ley del Talión (el ojo por ojo, diente por diente) "que había surgido para poner freno a la venganza como forma muy primitiva de hacer justicia. Pero el verdadero freno que pone Jesús a todas las formas de mal que existen en el corazón del hombre y en la sociedad es el bien. Desbordar en el bien, en la misericordia, hacer que rebalse la capacidad de bondad que Dios mismo pone en el corazón de los hombres para, de esa manera, secar las fuentes del odio, las fuentes del mal y de la violencia".

“En ningún lugar del Antiguo Testamento se manda odiar a los enemigos. Lo que sí hay es esta idea de que ‘prójimo’ es alguien del propio palo, con un vínculo de sangre o de raza. Se trata de un amor restringido”. “Por eso, algunos contemporáneos de Jesús enseñaban que quienes están fuera de ese círculo no pueden ser amados”, añadió.

Y en ese sentido, comentó: “Es como quienes critican la enseñanza del papa Francisco en Fratelli tutti, que invita al amor universal, cuyo modelo es el buen Samaritano. Los cristianos -según esta postura- solo podríamos llamarnos ‘hermanos’ entre nosotros”.

Para culminar su reflexión, el diocesano indicó: “Jesús rompe esa concepción errada. El amor cristiano buscará siempre quebrar ese espíritu de secta. Y lo hace desde la raíz más genuina del Evangelio: el Creador es un Padre, cuya perfección a imitar es el amor universal y la misericordia”. Y precisó: “Padre de todos, especialmente de los más alejados. Su amor divino es ‘católico’,es decir, según la totalidad”.+