Mons. Azpiroz Costa recuerda a Cecilia Perrin a 40 años de su partida
- 7 de marzo, 2025
- Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Bahía Blanca reflexionó sobre la santidad y la importancia de vivir la fe en lo cotidiano, destacando el ejemplo de vida de la Sierva de Dios y su legado de fidelidad y humildad.
Al cumplirse 40 años de su partida, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP, arzobispo de Bahía Blanca, recordó en una emotiva misa celebrada el sábado 1 de marzo en la catedral Nuestra Señora de la Merced a la Sierva de Dios Cecilia Perrin de Buide, cuya vida y legado siguen siendo un ejemplo de santidad para todos. Su causa de beatificación se inició en febrero de 2007.
"Las raíces de la santidad no se ven, pero es a través de ellas que florece nuestra vida cristiana", reflexionó, citando un famoso soneto de Francisco Luis Bernárdez, en el que se afirma que la verdadera vida y gracia se forjan a través del sufrimiento y la entrega.
Durante su homilía, el arzobispo destacó la importancia del tiempo ordinario de la Iglesia, que invita a reflexionar sobre las enseñanzas y los ejemplos de vida de Jesús, sobre todo en las vivencias cotidianas de los discípulos.
Monseñor Azpiroz comenzó su sermón reflexionando sobre el color verde de este tiempo litúrgico, que simboliza la cotidianeidad de la vida cristiana. Explicó que en el tiempo ordinario la Iglesia invita a profundizar en las palabras y gestos de Jesús, quien vivió su mensaje de forma sencilla, sin grandes aparatos ceremoniales, mostrándonos que la santidad se alcanza en lo ordinario de la vida.
El arzobispo recordó además que, con la celebración del Miércoles de Ceniza, inicia la Cuaresma, un tiempo fuerte de preparación espiritual en el que las lecturas del Evangelio se enfocan en temas profundos y específicos de la vida cristiana, como la conversión y el seguimiento más cercano de la voluntad de Dios.
En ese marco, el prelado profundizó en la lectura del Evangelio de ese domingo, que describe la santidad desde una nueva perspectiva, que va más allá de los cumplimientos externos de la ley. "La verdadera ley", señaló el arzobispo, "es la que se escribe en el corazón del discípulo, transformando su vida interior". Con una reflexión sobre el corazón, el prelado invitó a los presentes a tomar conciencia de que "de la abundancia del corazón habla la boca". Esta frase, citada en las escrituras, nos recuerda que nuestras palabras y actos reflejan lo que llevamos dentro.
Monseñor Azpiroz también abordó la importancia de las comparaciones, las cuales, aunque no son parábolas, también enseñan grandes lecciones. Recordó cómo, en la vida diaria, muchas veces caemos en la tentación de comparar a las personas, olvidando que cada uno tiene su propio camino y misión. "Las comparaciones, a menudo, siembran discordia", dijo, invitando a los presentes a evitar caer en juicios superficiales y a buscar siempre la corrección fraterna, entendida no como una crítica destructiva, sino como un gesto de amor que busca ayudar al prójimo a crecer.
"El verdadero discípulo es aquel que sigue a Cristo con un corazón fiel y coherente", concluyó, y subrayó que la verdadera corrección comienza con un acto de humildad y autocrítica, reconociendo primero las propias limitaciones.
La misa concluyó con una oración en la que monseñor Azpiroz pidió por la intercesión de Cecilia y de todos los santos, para que los fieles de Bahía Blanca sigan el ejemplo de una vida de fe, esperanza y amor, reflejando en sus corazones la luz de Cristo.+