Miércoles 25 de diciembre de 2024

Una reliquia de Mama Antula quedó en Salta, para veneración de los peregrinos

  • 27 de septiembre, 2023
  • Salta (AICA)
Un resto óseo de la beata fue dejado en la catedral basílica. Cedido por el obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Giobando, peregrinó hasta la capital salteña, donde fue bendecido por el nuncio.
Doná a AICA.org

Un hecho inusual en la historia de las peregrinaciones se registró recientemente en Salta, donde doce mil peregrinos llegaron al altar del Señor y la Virgen del Milagro con una reliquia de María Antonia del Señor San José, más conocida como Mama Antula. Se trata de los caminantes que desde la Puna descienden al Valle, impulsados por la devoción a los santos patronos. 

La reliquia ex ossibus de la beata santiagueña fue entregada por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Ernesto Giobando SJ, a una devota que la llevó hasta Salta.

El 7 de setiembre, la reliquia -preservada en una urna- llegó a la localidad de Mina Patito, ubicada en el corazón del Salar Centenario. Al día siguiente, a las 3, la reliquia salió desde allí para recorrer los 275 km que unen el campamento minero con la catedral, acompañada por los peregrinos que, por turnos, portaban la urna que contenía el relicario. 

Así la reliquia pasó por la Curva del Zorro, Sijes, El Paso, Santa Rosa de los Pastos Grandes, Ciénaga Ancho, Abra Gallo, Incachuli, Curva los Negros, Toconadito y, el 9 de septiembre, llegó a San Antonio de los Cobres, donde descansó un día. En la iglesia del pueblo, cabecera del Departamento Los Andes, la reliquia fue venerada por numerosos peregrinos.

El 11 de setiembre, a la 1, continuó su viaje. Atravesó el Abra Los Patos, Abra Muñano, La Bomba, La Encrucijada, Las Cuevas, Santa Rosa de Tastil, Alfarcito, Gobernador Solá, Ing. Maury, Chorrillos, El Alisal, Campo Quijano, San Luis y, al promediar la tarde del 14 de setiembre, Día Provincial del Peregrino, llegó a la catedral salteña. 

Allí fue recibida por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, y bendecida por el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk

El sentido de la reliquia
La reliquia, que acompañó a los peregrinos durante seis días, portaba en sí las plegarias de los que se acercaron a ella. Cientos de rosarios fueron apoyados sobre el cubículo que la trasladaba, y colectó además numerosas lágrimas de hombres y mujeres sensibilizados con su presencia y agradecidos por conocerla. 

De esa manera, el nombre de quien quería llegar adonde Dios no fuera conocido para hacerlo conocer, atravesó la Puna, alcanzó los 4630 metros de altura en Abra del Gallo, sintió el frío de la escarcha, pisó arenas desérticas, cruzó ríos, derrapó por los senderos del Muñano, recibió las caricias del viento y el beso tibio del sol, fue saludada por millones de estrellas en ese cielo diáfano e incomparable que hace de la Puna un lugar único. Escuchó los cantos, los agradecimientos, los pedidos, las reflexiones, en ese retiro espiritual a cielo abierto del gigantesco cuerpo cristiano que forman los peregrinos, caminantes, testigos de fe, mensajeros del Señor que bajan de las montañas para mostrar el rostro del creyente y ofrendar sus llagas y su sacrificio.

Varios peregrinos la buscaron y la portaron, vertiendo lágrimas, tratando de comprender el mensaje de una Madre que les tocaba el corazón, los animaba a seguir caminando hacia el Señor y los fortalecía con su ejemplo. 

Momentos especialmente conmovedores se vivían al llegar a un lugar de descanso. Allí, las sagradas imágenes que encabezaban la peregrinación eran honradas con el incienso, y también la reliquia de Mama Antula fue incensada y recibida con respeto. 

Mama Antula, la eterna peregrina, cerca de la celebración por los trescientos años de su nacimiento, volvió a Salta, como destacó monseñor Giobando. Esta vez fue también a las alturas de la provincia, donde en vida no llegó. 

Una imagen suya quedó en Mina Patito, otra en la capilla de San Cayetano ubicada en El Toconadito y, a pedido de mosneñor Cargnello, una imagen fue entregada a los peregrinos de Tolar Grande y otra a la catedral. 

"Caminar junto a la beata, ser aliviados por Ella, transportarla, pedir su bendición, orar pidiendo su intercesión y su pronta canonización, ser mensajeros de su obra, fue hacerse eco de su estímulo: ‘No desfallezca usted en su esperanza y sepa que quien porfía, mucho alcanza'. Así fue que, 'con porfía', se alcanzó la bendición del nuncio al entregarla como ofrenda de los peregrinos, en la catedral", se destacó. 

"Ese gesto fortaleció y mantiene vigente la fe, la esperanza y el discernimiento que ella promovió en los Ejercicios Espirituales. La reliquia de la beata quedará en la catedral de Salta, para su veneración y para consuelo de miles de peregrinos", se concluyó.+