Los obispos de la Región Centro bendicen y agradecen a la comunidad cordobesa
- 3 de marzo, 2022
- Córdoba (AICA)
En un mensaje tras estar reunidos en Villa Cura Brochero, dijeron que hablaron de las "preocupaciones y distintas cosas" que hacen a la realidad pastoral de las diócesis de la provincia.
Los obispos de la Región Centro, integrada por las diócesis de la provincia de Córdoba, difundieron un mensaje común tras reunirse del domingo 27 de febrero al martes 1° de marzo en la casa de ejercicios que las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús tienen en Villa Cura Brochero, donde reconocieron que ese “lugar seguro donde poder ‘mamar’ lo lindo del pastoreo” del santo.
Participaron del encuentro el arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ; los obispos auxiliares de Córdoba monseñor Pedro Javier Torres y monseñor Ricardo Orlando Seirutti; . monseñor Hugo Ricardo Araya, obispo de Cruz del Eje; monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, obispo de San Francisco; monseñor Samuel Jofré, obispo de Villa María; monseñor Adolfo Armando Uriona FDP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto): y monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen, obispo prelado de Deán Funes.
“Entre las cosas que hemos charlado es, casi de entrada, el agradecimiento. Agradecer lo que significó durante los tiempos de pandemia la presencia, el trabajo, la disposición de ustedes en todos los ámbitos”, expresó monseñor Rossi, y destacó: “El cargarse sobre los hombros el drama de la pandemia ha sido para nosotros, pastores, realmente muy edificante; hemos aprendido mucho, a veces hasta con vergüenza, de ver que nuestro pueblo en esto nos ganó, nos empujó a nosotros”, reflexionó.
“El Papa habla que lo propio del pastor es justamente acompañar; el pastor pastorea acompañando, y el Papa dice algo muy lindo: a veces al pastor le toca ir adelante guiando, otras veces le toca ir al medio, en medio de su pueblo y escuchándolo, comparte sus alegrías, comparte sus penas; porque es fundamental, no se puede pastorear sin escuchar. El compartir entre nosotros los que escuchamos de nuestro pueblo. También a estar al medio, a veces, hay que levantar a los que han quedado, que se caen, como muchas veces han hecho nosotros con tanta caridad y con tanto cariño. Otras veces el pastor va atrás, al ir atrás va tanteando por donde Dios va llevando a su pueblo; es como ir discerniendo los caminos por donde Dios va conduciendo a su pueblo”, diferenció.
Monseñor Rossi insistió en señalar que fue una reunión de pastores y el pastor, explicó, “tiene sentido en la medida que tenga el rebaño. Ustedes son el rebaño y son, por decirlo, lo más lindo nuestro. Al estar acá, bajo la mira de Brochero, quiero agradecerles y pedirles que realmente seamos pastores". "Que estemos muy cerca de nuestra gente, que sepamos escuchar, que sepamos pedir perdón cuando nos equivocamos, que sepamos ver por dónde Dios va llevando a nuestra gente”.
El arzobispo cordobés reconoció que estos días también compartieron “preocupaciones y distintas cosas, hemos rezado por todos ustedes y, por supuesto, con la alegría y la petición ahora de que sigan rezando por todos nosotros y por toda la Iglesia de esta Región Centro, de esta Córdoba tan amplia, tan variada y tan hermosa”.
“Que Brochero con esa sencillez bien de campo, bien sencilla, nos dé y les dé una palmadita en los hombros y les diga: ‘gracias por tantas gauchadas en este tiempo que ha sido difícil y que sigue siendo, ciertamente, para nada fácil’; pero como nos enseñó Brochero: mirada de horizonte grande, de esperanza, de no aflojar. ¡Muchísimas gracias, que Dios me los bendiga! Lo hacemos en nombre de todos nosotros el agradecimiento”, manifestó.
Monseñor Rossi y demás obispos cordobeses impartieron la bendición “como tantas veces nuestro pueblo nos bendice a nosotros”, diciendo entre todos: El Señor los bendiga en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén”.
“Y nos ponemos bajo la mirada de la Virgen. Brochero en los momentos más lindos se lo agradecía, en un momento de mucho dolor que tuvo cuando quedó cieguito y leproso, su gran compañera maternal que él reclamó, fue justamente que le lleven a su casa a la Purísima, esa que posiblemente no la podía ni ver; pero no hace falta ver para sentir la cercanía de una madre y Brochero siempre lo tuvo muy claro. Así que decimos: ‘Ave María purísima, sin pecado concebida”, concluyó.+