La Pastoral de la Salud se une a la alegría por la canonización de Don Zatti
- 6 de octubre, 2022
- Buenos Aires (AICA)
Los obispos de la Comisión de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Argentina se unieron a la alegría de toda la Iglesia ante la canonización del beato Artémides Zatti.
En un comunicado titulado "Don Zatti, el Pariente de Todos los Pobres: 'Regalo para el Pueblo de Dios que sufre, cree y confía'", los obispos de la Comisión de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Argentina expresaron su alegría ante la canonización del beato Artémides Joaquín Desiderio María Zatti.
En una expresión de gratitud ante este momento de gracia, compartieron una breve biografía y apreciación de su santidad, que compartimos a continuación.
Artémides nació en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12-10-1880. Su familia emigró a la Argentina en 1897 y se estableció en Bahía Blanca. Allí Artémides empezó a frecuentar la parroquia a cargo de los sacerdotes de Don Bosco, dedicados a la educación y evangelización de la juventud más pobre y abandonada.
A los 20 años ingresó como seminarista en la casa de formación de los salesianos en la localidad de Bernal, Buenos Aires, donde le confiaron el cuidado de un joven sacerdote tuberculoso, y se contagió.
En 1902 fue enviado al hospital de San José, en Viedma, bajo la guía del sacerdote salesiano y médico Evasio Garrone. Alentado por este sacerdote, pide y obtiene de María Auxiliadora la gracia de la curación con la promesa de dedicar toda su vida al cuidado de los enfermos.
En 1908, habiendo recuperado la salud, es admitido a ingresar en la Congregación Salesiana como hermano coadjutor, y le asignan atender la farmacia anexa al hospital, la única del pueblo.
Tras la muerte del padre Garrone, en 1911, queda a cargo del hospital “San José”, uno de los primeros en la Patagonia.
En el hospital de Viedma creció su santidad. Sus días comenzaban temprano: “A las 4.30, levantarse. Meditación y Santa Misa. Visita a todos los pabellones. Después, en bicicleta, visita a los enfermos esparcidos por la ciudad. Después de la comida, entusiasta partida de bolos con los convalecientes. Desde las 14 a las 18, nueva visita a los enfermos internos y externos del hospital. Hasta las 20 trabajaba en la farmacia. Otra visita a los pabellones. Hasta las 23, estudio y lecturas ascéticas. Luego, descanso en permanente disponibilidad a cualquier llamada”.
En 1914 adquiere la ciudadanía argentina. Y en 1917 obtiene, en la Universidad de La Plata, el título de “Idóneo en Farmacia”, y luego el de Farmacéutico. En 1948 se matricula como “Enfermero”.
Don Zatti dedicará 40 años de su vida al servicio de los enfermos de la zona de Viedma y Carmen de Patagones, especialmente los más pobres.
En 1950, Zatti se cae de una escalera, que lo obliga al reposo. Luego de unos meses se manifestaron los síntomas de un cáncer. Murió el 15 de marzo de 1951, en olor de santidad.
Don Zatti amó a sus enfermos de modo conmovedor. Veía en ellos a Jesús mismo. Fiel al espíritu de Don Bosco, tuvo una actividad incansable durante toda su vida, con excepción de los cinco días que pasó en la cárcel, por haber recibido en el hospital a un preso, que luego se fugó. Pero sobre todo, fue un hombre de Dios. Uno de los médicos del hospital dijo: “Creo en Dios desde que conozco al señor Zatti”.
Su fama de “enfermero santo” se extendió rápidamente, y el templo de los salesianos de Viedma, donde reposan sus restos, se convirtió en lugar de veneración popular.
Cinco años después de su muerte, el pueblo de Viedma le dedicó un monumento. Y en 1975, la comunidad cambia el nombre del hospital regional por “Artémides Zatti”.
En 1977 los obispos de la Argentina solicitan al papa Pablo VI el inicio del proceso de canonización.
El 14 de abril de 2002, el papa Juan Pablo II lo declara Beato.
Y este domingo 9 de octubre de 2022, el papa Francisco presidirá la celebración de su canonización. Así la Argentina tendrá un nuevo Santo. Una gran alegría para todos, pero sobre todo para el mundo de la Salud.
"Que nuestro san Artémides Zatti, anime a todos los voluntarios que integran la pastoral de la salud a servir con amor y perseverancia a los enfermos; y que, enfermeros, médicos y cuantos gestionan en centros de salud, motivados por el ejemplo de ‘Don Zatti’ y sostenidos por su intercesión, se entreguen con generosidad, paciencia y cariño al cuidado de todo enfermo, en especial de los más necesitados", rezaron monseñor Luis Urbanc, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud, monseñor Luis Collazuol, monseñor Joaquín Gimeno Lahoz y monseñor Hugo Santiago, miembros de la mencionda Comisión.