Miércoles 25 de diciembre de 2024

"Francisco utiliza las redes sociales con contenidos reales"

  • 23 de agosto, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Lo aseguró monseñor Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, al exponer en la Diplomatura sobre "Estrategias y gestión de proyectos comunicacionales diocesanos".
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Monseñor Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, expuso sobre “El uso de internet y las redes por el Vaticano” en el marco de la Diplomatura sobre “Estrategias y gestión de proyectos comunicacionales diocesanos”, que la Escuela Universitaria de Teología del Obispado de Mar del Plata ofrece desde mayo pasado con el auspicio de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) y el acompañamiento de importantes organizaciones católicas del mundo.

El sacerdote fue presentado por el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, quien enumeró los títulos académicos y manifestó la profunda “simbiosis entre la teología y la tecnología” que atesoran las experiencias sacerdotales y apostólicas del expositor.

Durante su exposición, monseñor Ruiz desarrolló tres ideas para generar debate y poder compartir y pensar junto con los estudiantes de las diócesis argentinas que comparten este proyecto de Diplomatura en Comunicación Eclesial: "La comunicación en el Vaticano", "La presencia del Santo Padre en las redes sociales" y "El no perder lo que en el ámbito comunicativo digital se ha ganado durante la pandemia".

La comunicación en el Vaticano
Hablar de la comunicación en tiempos del papa Francisco es fácil porque es contextualizar en su ámbito natural el Evangelio con la cultura que es lo que nos indica permanentemente el Papa, se trata de salir de la sacristía para encontrarse, se trata solamente de observar la cultura contemporánea, estar en concordancia (corazones sincronizados) con el hombre contemporáneo y querer transmitir el Evangelio del Señor misioneramente, con el lenguaje del destinatario en los lugares del destinatario. Esto es fundamental, comunicar significa eso: observar, entender.

Misericordia, ternura y sencillez
Si quisiéramos tratar de sintetizar el lenguaje comunicativo del papa Francisco con tres palabras podríamos elegir: misericordia, ternura y sencillez. Y si este lenguaje lo quisiéramos sintetizar en una frase metodológica, lo podríamos sintetizar diciendo: ir a las periferias existenciales. Así, lenguaje y metodología son dos ejes programáticos del Magisterio de Francisco que implican todos los aspectos de la vida de la Iglesia.

Entonces, las consignas que hacen de común denominador de todo el Magisterio comunicacional el Papa Francisco podríamos decirlas en tres puntos: salir, encontrar y anunciar.

Salir, encontrar y anunciar
Salir de sí mismo y de las propias comodidades, de los propios ámbitos de confort, de las propias seguridades para encontrar ante todo a Jesús –porque sin Él nada se puede hacer– y luego al prójimo, especialmente aquel al que el mismo Jesús definió como “nuestro hermano”, y que halla su plena realización en el encuentro con los que más sufren, con los que son más marginados existencialmente y los más necesitados. Y finalmente anunciar a Jesús porque el encuentro con el otro no es un encuentro filantrópico con un fin en sí mismo, ni con el fin de sentirse mejor uno mismo por hacer cositas buenas.

Cambiar, arriesgar y misionar
Para llevar Cristo a la cultura el papa Francisco nos propone como dinámica otras tres palabras claves: cambiar, arriesgar y misionar. Son las condiciones para dar el paso hacia la realidad nueva, desafiante y sin duda es difícil, pero que le da el verdadero sentido evangélico, el riesgo del Evangelio: Cristo es el único que da respuestas claves a las preguntas existenciales del hombre. 

La comunicación será eficaz si tiene por objetivo el servicio que se debe y se quiere ofrecer en el contexto de la cultura del destinatario, por eso la comunicación ha de estar orientada a la misión ad extra y esta la que configura la geografía ad intra –cómo tiene que ser nuestra oficina comunicativa, cuál tiene que ser nuestra estructura de la oficina. Es decir el qué de los servicios y a quién van dirigidos nos configura a nosotros en quiénes somos y qué tenemos que hacer.

Por lo tanto el qué hacer viene definido para quién hacerlo, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Así, la estructura requerida será conforme a la cantidad de usuarios que hay que llegar dado que los medios son comunicaciones de masas, al lenguaje que se deba emplear, a toda la realidad y a la cultura propia del usuario al que nos dirigimos.

La presencia del Santo Padre, la Santa Sede, en las redes sociales
¿Para qué el Papa utiliza las redes sociales? Yo diría dos cosas: primero porque quiere como padre llegar a la gente y acompañarla allí donde estén en la vida cotidiana especialmente hablando el lenguaje de los más jóvenes, segundo porque tiene una conciencia muy clara y muy fuerte, que se ve en este tiempo de la pandemia, que incluso en el contexto virtual estamos hablando de una comunidad que es virtual pero no es irreal. Que está hecha de personas reales, de relaciones reales y concretas, por eso trabajar en las redes sociales no es una estrategia de comunicación sino que es una lógica del amor. La Iglesia está allí porque allí está la gente y donde está la gente no puede no estar la Iglesia.

Por eso, consideró monseñor Ruiz, trabajar en las redes sociales no es una estrategia de comunicación sino que es una lógica del amor. La Iglesia está allí porque allí está la gente y donde está la gente no puede no estar la Iglesia.

Otro punto es cómo tratamos nosotros en el Vaticano el estar en las redes sociales, y entonces les comparto algunos principios:

Para la misión en el mundo digital se necesita estudiar, se necesita preparar las cosas, prepararlas bien, con un objetivo dedicado porque no se trata de un simple pasaje de una realidad real a una virtual sino que los medios hoy son modelados y moderados, los medios modelan y moderan el contenido. Es decir, un tweet, un Instagram, un video en YouTube tienen un lenguaje, tienen una gramática, tienen una sintaxis que les son propias y son respetadas para que el mensaje, que permanece siempre invariado para que Jesús no venga perdido sino que venga comprendido y vivido por el usuario.

Los medios sociales nos dan la oportunidad de entrar en conversaciones globales, “en tendido”, tanto con creyentes como con no creyentes, entonces tenemos que pensar cómo relacionarnos con esas personas que también están atentas a los contenidos que nosotros proponemos.

Conocer el origen de los seguidores nuestros, porque esto nos lleva a encontrar cuál es el momento favorable para publicar un contenido o cuál es la manera de comunicar nuestros contenidos para personas determinadas en una cultura particular.

Para poder aportar a la vida de las personas es importante tratar al menos de conocerla, para ello es útil consultar las herramientas estadísticas que nos ofrecen las redes sociales

No perder lo que en el ámbito comunicativo digital se ha ganado durante la pandemia
Este tema da para pensar y discutir mucho, lo comienzo con una frase que el papa Francisco repite mucho: “Peor que esta crisis es solamente el drama de desaprovecharla”.

La experiencia vivida durante la pandemia nos ha dicho y nos dice mucho sobre nosotros mismos y sobre el modo que teníamos de trabajar, de comunicarnos e incluso de alimentar y transmitir la fe.

Probemos una respuesta a partir de la frase de Francisco: “Peor que esta crisis es solamente el drama de desaprovecharla”. Ciertamente la presencia digital en nuestra vida debe ser redimensionada colocándola en su tiempo y en su espacio justo, pero ciertamente también no puede ser descartada, contrapuesta como oposiciones binarias (bueno/malo), tenemos que aprender a encontrarle el lugar y la dinámica. Puede continuar a ser vehículo de vida y amor en muchas ocasiones que tienen elementos que se le parecen a la pandemia, por ejemplo en la pastoral de los ancianos, de los enfermos, o aportar dimensiones que antes no teníamos o teníamos limitadamente como la inteligencia colaborativa, por ejemplo.

Para concluir, el punto central es responder cada vez mejor a las exigencias de la misión de la Iglesia para llevar el mensaje del Evangelio a los extremos confines de la existencia con el corazón dirigido a la llamada y al envío, y con los ojos puestos en el hombre y su cultura la comunicación debe responder a la misión de transmitir Cristo no solo como un contenido, sino generando un encuentro con una persona. Este es el reto.

Más información en: Diplomatura en Comunición Diocesana.+